Zumaia - El matrimonio zumaiarra compuesto por Aitor Careaga y Lucía Mancisidor se ha lanzado a la aventura abriendo el hotel Flysch en Zumaia. Después de cinco años de intenso trabajo desde la compra del terreno, el proyecto por fin ha visto la luz y el matrimonio se encuentra encantado de emprender esta nueva aventura, a pesar de reconocer que también están un “poco nerviosos” porque ninguno de los dos ha tenido experiencia previa en el mundo de la hostelería.
El nuevo establecimiento se encuentra cerca de los acantilados del flysch de Zumaia, en un entorno inigualable, y Lucía explica que el nombre del hotel no es mera casualidad: “No podía llamarse de otra manera, tenía que ser así porque nos encontramos justo encima del flysch”. De hecho, desde la terraza se puede observar la piedra que se extiende hasta el lugar donde se encuentra el hotel. A pesar de que ahora el concepto del flysch es sobradamente conocido, y según cuenta Mancisidor hay quien les ha dicho que el nombre del hotel peca de poca originalidad, el nombre del establecimiento fue registrado hace ya más de cinco años. “Es un nombre que a mi marido le llamó la atención y lo tenía registrado antes de empezar con este proyecto para la joyería de plata que tenía antes. Serán ya unos ocho o diez años de aquello, y entonces poca gente conocía lo que es el flysch”, relata Mancisidor. Es más, cuando empezaron a edificar el hotel, hace unos cinco años, “no pasaba nadie por la cuesta de aquí, que va camino a la ermita de San Telmo, y ahora vienen autobuses para ver la ermita o los acantilados”. Y es que Zumaia se encuentra en un indudable auge turístico debido a las grabaciones de la película Ocho apellidos vascos o la serie mundialmente conocida Juego de tronos, pero la idea de poner en marcha un establecimiento hotelero comenzó a gestarse mucho antes.
A raíz de la crisis “La verdad es que fue un cúmulo de cosas. Por un lado, mi marido comenzó a notar la crisis en su joyería de plata y tenía ganas de cambiar y de hacer algo distinto. Por otro, teníamos claro que turísticamente Zumaia iba a estar algún día en el sitio que se merece. Hace cinco años no era nada conocido, pero hicimos una gran apuesta. Por último, queríamos tener una casa propia y pensando en nuestros dos hijos que vienen por detrás, decidimos lanzarnos”, cuenta Mancisidor. Así, el negocio es totalmente familiar. Aitor y Lucía viven junto con sus dos hijos, Emma y Jon, en el piso superior del edificio y el servicio del hotel está gestionado por todos ellos. No obstante, también cuentan con dos personas más en el equipo y otras dos personas para el servicio de limpieza. Y a pesar de estar completamente sumergida en el proyecto actualmente, Lucía es profesora de Formación Profesional.
Entorno de paz El nuevo establecimiento cuenta con un total de 18 habitaciones, todas ellas con terraza, y dos de ellas son estudios con cocina integrada. Asimismo, disponen de una cafetería y una terraza exclusivamente para los clientes del hotel, y es que lo que buscan los propietarios es que en el alojamiento haya paz. “No tenemos un público objetivo determinado. Lo único que queremos es que haya paz y relax, y que el cliente disfrute de este entorno. Estamos en plena naturaleza, y la playa y los acantilados están ahí mismo. Queremos que la gente sepa disfrutar de eso y que sea un entorno de paz”, señala Lucía.
A pesar de llevar solo unos días en marcha, ya han recibido a visitantes navarros, catalanes, valencianos, italianos, franceses o incluso venezolanos, y la familia está muy contenta con el arranque del negocio. “Nuestra percepción es que la gente se va muy contenta. Además, algunos han alargado la estancia y otros nos han dicho que vendrán otra vez, así que no podemos estar más contentos”, cuenta Mancisidor. En este sentido, cree que además del entorno en el que se encuentra el hotel, el punto fuerte del mismo puede ser el trato cercano de todos los trabajadores. “Somos una familia y yo creo que a la gente le gusta esa cercanía”, indica.
La visita de turistas a la localidad zumaiarra ha aumentado notablemente en los últimos años, pero la oferta de hoteles sigue siendo bastante escasa. Según indica la propia Lucía, en Zumaia no hay más que cuatro o cinco hoteles, por lo que los propietarios del hotel Flysch se muestran esperanzadores con los resultados que obtengan en el futuro. “Es cierto que hay oferta de apartamentos, pero hoteles no hay muchos. En ese sentido estamos tranquilos, porque no hay mucha oferta hotelera, y si hacemos las cosas medianamente bien, creo que las cosas irán por buen camino”, reconoce Mancisidor.
El inicio no puede haber sido mejor y parece que el verano también viene muy prometedor. “La ocupación para el mes de agosto es buenísima, mucho mejor de lo que nos esperábamos, y de momento todo va perfecto”, concluye Lucía.