“Participar en el Coro Juvenil Mundial va a ser una experiencia enriquecedora que compartiré con jóvenes de otras culturas”
Bergara - A sus 12 años, el bergararra Aitor Garitano afirmaba sin titubeos que lo suyo era cantar. Entonces ya apuntaba maneras y lo demostró sobradamente metiéndose en el papel del héroe infantil Peter Pan, con el que pisó algunos de los escenarios más destacados de la geografía vasca. Aquel niño, ahora adolescente que no ha perdido la eterna sonrisa de su rostro y tampoco la ilusión, tiene claro que la música es su vida; una afición que quiere convertir en profesión y que, de algún modo, ha heredado de su bisabuelo, su tío el sacerdote Félix Garitano, y su abuelo Pedro. A este último, precisamente, le dirigirá, junto a otras voces graves, en la nueva aventura a la que se ha lanzado.
¿Cómo afronta el haber sido seleccionado tras superar las correspondientes pruebas para el Coro Mundial de Jóvenes? ¿Qué espera que le aporte esta experiencia? (a nivel del Estado han sido elegidas tres chicas más).
-Reconozco que me da respeto, a la vez que estoy expectante. Van a tomar parte 60 jóvenes, muchísimos de ellos con una gran formación. Yo, con 17 años (la edad mínima que se exige para ser integrante de este proyecto) voy directo de una musika eskola. Puedo tener mi musicalidad, facilidad o gusto para cantar, pero no he pasado aún por el conservatorio ni estoy cursando una carrera. Así que, desde ese punto de vista, es un reto muy grande. Por otra parte, estoy seguro de que va a ser una experiencia muy especial y enriquecedora. Compartir la música y otras vivencias con jóvenes de otras culturas; poder cantar con un australiano, un norteamericano, un mexicano... Tengo muchas ganas.
¿Cómo van a ser las sesiones de trabajo?
-Para empezar, los 20 días de la concentración, del 4 al 24 de julio, van a ser muy intensos. Estaremos en la ciudad de Pécs, en Budapest, donde asistiremos a talleres, ensayos, sesiones de técnica vocal... con un programa de obras muy variado. Prepararemos un concierto que se interpretará en Budapest y que también se presentará en Eslovenia, Croacia y Bosnia. De todas formas, el programa nos lo irán concretando.
Han pasado cinco años desde que se metió en la piel de ‘Peter Pan' con el musical producido en la musika eskola de Bergara. ¿Qué ha cambiado desde entonces?
-(Esboza una sonrisa). Muchas cosas. Entonces tenía 12 años y una mentalidad propia de esa edad -da muestras de la madurez que ha ganado con los años-. Pensaba que todo iba a ser un camino de rosas, hacer pruebas, entrar en el conservatorio, estudiar la carrera y vivir de ello. Todo del tirón. Y cuando me cambió la voz dije: no es tan fácil. Esto me ocurrió en un verano, tenía mi voz de tiple y se me bajó una octava. Ahora esa voz grave la tengo bastante trabajada y es la que me da salidas como la del Coro Juvenil Mundial, donde voy con la tesitura de tenor. En cualquier caso, Peter Pan fue una gran e inolvidable aventura; un acontecimiento que recuerdo con mucho cariño y que me llevó dos años por distintos escenarios. Una experiencia musical, al tiempo que social, que me permitió conocer a gente que compartía mis mismos gustos, algo que no me ocurría con la cuadrilla, donde nadie tiene afición por la música. Por esa parte fue un subidón tremendo.
¿Qué le hace sentir la música?
-Para mí es una liberación. Cuando tengo ganas de liberarme cojo el piano (instrumento que aprende a tocar) y me pongo a cantar. Son momentos que necesito.
Está convencido de que este es su camino.
-Quiero estudiar música y lo tengo muy claro. Pero también soy consciente de que la voz va con la naturaleza de cada uno, y a mí todavía me tiene que cambiar. Profesionalmente no sé si me dedicaré solo al canto o a la música en general, haciendo pedagogía. Además, es muy complicado que un músico viva de una sola cosa. El próximo curso terminaré el Bachillerato artístico-musical en el instituto Meka de Elgoibar, y tengo pensado hacer este año las pruebas para el conservatorio. Así que sí, mi camino es este (vuelve a sonreír).
También canta en el Orfeón Bergarés, Ganbara abesbatza de Oñati, Donostiako Orfeoi Gaztea... ¿Qué le dicen en casa?
-(Se ríe). Que me controle, que estoy metido en muchas cosas y que soy muy joven. Sin embargo, soy muy consciente; sé controlarme cuando tengo que dar más o menos.
Además de Budapest, ¿qué otras citas tiene en la agenda?
-Del 26 al 28 de mayo, con Ganbara tomaré parte en el concurso de música coral que se celebrará en Tours (Francia). De cara a junio Bergarako Orfeoia está preparando un concierto que interpretará acompañado de un grupo de metales.
Sin olvidar la aventura en la que se ha embarcado para la que ha reunido a una treintena de voces...
-Así es. El verano pasado hice el curso de dirección de coros y saqué la titulación del primer nivel. Después de un año bastante ajetreado, ahora que tengo unos meses algo más tranquilos he pensado en poner en práctica lo que he estudiado y emprender un proyecto propio. Cuando se lo comenté a mi abuelo se agarraba la cabeza (se ríe). Lancé la invitación a las cinco formaciones corales bergararras: Aritzeta, Alai taldea, el Orfeón, el coro parroquial y San Joxepe, y he tenido la suerte de juntar a una treintena de voces graves. Tenía recopilado un repertorio, en su mayor parte de piezas del folclore vasco que son típicas en Bergara, y ese es el programa que vamos a presentar en junio, seguramente el día 24. El sitio aún está por concretar, pero por sonoridad sería bonito que fuera en una iglesia. Llevamos tres ensayos y estoy muy contento.
Para terminar, aparte de la música, ¿qué otras aficiones tiene?
-Patinar, aunque últimamente no tengo tiempo.