“La presencia del Cristo de Bergara atrae en masa a la gente”
Tras practicársele una limpieza superficial, protagoniza hasta finales de mes una exposición en sevilla y antes de su regreso se someterá a una restauración
“la del Santo Ángel es una iglesia con mucho culto. Pero aunque estuviera cerrada, solo la presencia del Cristo de la Agonía de Bergara sería motivo suficiente para que la gente viniera en masa”. Quien pronuncia estas palabras es el sacerdote carmelita Juan Dobado, comisario, a su vez, de la exposición que hasta finales de mes permite admirar en un mismo escenario al crucificado de Juan de Mesa que en enero viajó desde la villa mahonera hasta Sevilla, junto al Cristo de los Desamparados de Juan Martínez Montañés, y el Cristo del Seminario Mayor de Granada, que lleva la firma de Pablo de Rojas.
“La expectación que está causando es tremenda”, asegura el padre Dobado, que no duda en calificar la talla del XVII que custodia la parroquia bergaresa de San Pedro como “la mejor” del cordobés Juan de Mesa. “Desde un punto de vista artístico es su obra maestra”, afirma con rotundidad al otro lado del teléfono.
La hermosa pieza de 1626 ha regresado a la capital hispalense 35 años más tarde de su primera visita ?entonces estuvo expuesta en el Pabellón de Artes y Costumbres Populares de la Plaza América?. Pero, en esta ocasión, además de mostrarse a los ojos del público, pasará por el quirófano para recuperar todo su esplendor. “En la ciudad sienten al Cristo de la Agonía como algo propio, por eso estamos muy contentos de tenerlo entre nosotros”, comenta el fraile carmelita.
A juzgar por las cifras que arroja, la muestra ha causado una gran sensación. “En el primer fin de semana de su apertura (del 31 de marzo al 2 de abril), la visitaron 7.000 personas”, destaca el sacerdote. Unos números que, sin duda, se dispararán estos días en una ciudad que vive con enorme fervor la Semana Santa.
“Si vierais cuánta gente se sienta frente a él ?en alusión al Cristo de Bergara?, contemplándolo y admirándolo, os daríais cuenta en pocos segundos de lo que supone para el pueblo sevillano. Juan de Mesa gusta mucho, es un imán”, relata el comisario de la exposición organizada con motivo del cuarto centenario del Cristo de los Desamparados, que preside el presbiterio del altar mayor del convento de los Carmelitas Descalzos.
A la obra del genio Montañés le acompañan la talla de su maestro Pablo de Rojas, y la de su aprendiz Juan de Mesa. Tres crucificados, o lo que es lo mismo, tres grandes efigies de la imaginería andaluza con las que se aprecia la evolución desde el renacimiento al barroco.
asentarle la policromía La obra de Juan de Mesa partió a su aventura sevillana para recibir una cura de rejuvenecimiento. Más allá de la muestra, la propuesta de los Carmelitas trajo bajo el brazo la restauración de la valiosa pieza, una oportunidad que no han querido dejar escapar desde la parroquia mahonera y la propia diócesis guipuzcoana. Con carácter de urgencia se le ha practicado una limpieza superficial y una vez concluida la exposición, el crucificado de Bergara regresará al Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) para someterse a un concienzudo lifting. Devolverle el lustre a la imponente talla de 2,10 metros de alto permitirá quitarle el ennegrecido que presenta como consecuencia del incendio que sufrió la capilla de San Pedro.
“En la primera fase se le ha eliminado la primera capa de polvo y suciedad, además de hacer el análisis de la imagen”, detalla el fraile del convento sevillano. La intervención más exhaustiva se prolongará durante “unos cuatro-cinco meses” y servirá para asentarle la policromía a esta joya del barroco universal que llegó a la villa mahonera por encargo del contador real, el bergararra Juan Pérez de Irazabal.
“Se le han detectado dos capas de barniz que no son las originales y hay que retirarlas”, cuenta el padre Dobado, al tiempo que insiste en que el tratamiento más delicado, acompañado de “algún retoque de pincel”, se llevará a cabo en el rostro, que se ha visto dañado por su exposición a una fuente de calor, un foco. La imagen, asimismo, presenta pérdidas de piezas en la corona de espinas y, tal y como adelanta el fraile, se va a hacer un intento para ver si se puede reponer, “aunque en todo caso la reconstrucción tendría que ser muy fiel a la original”. “Sin la corona se altera la morfología de la talla”, aprecia este doctor en Historia del Arte.
Dobado estima en algo más de 40.000 euros el coste de la restauración. Un desembolso para el que se está buscando apoyo por ambas partes: desde Sevilla y tocando las puertas también de las ayudas para el patrimonio diocesano de Gipuzkoa.
El sacerdote espera que “para octubre-noviembre” la operación esté terminada. Sin embargo, entre sus admiradores, que son muchos, ya se empiezan a escuchar voces para que antes de su regreso a casa, puedan tener la ocasión de ver los resultados de la intervención que le devolverá al magnifico crucificado su aspecto original.
la capilla se restaura Mientras tanto, la parroquia bergararra ha iniciado la restauración del retablo y la capilla del Santo Cristo, una actuación que se espera que concluya en tres meses. El objetivo es que no desentonen con la ‘renovada y rejuvenecida’ imagen, que hasta finales de año no estará de vuelta de su viaje. A su regreso seguro que le espera un cálido recibimiento. l