“Conservas Yurrita ha cumplido 150 años gracias al esfuerzo de la familia y de muchas generaciones de mutrikuarras”
Ligada desde su orígen en 1867 al Cantábrico, a Mutriku y a sus gentes, Yurrita Group conmemora su primer siglo y medio de existencia con la intención de seguir creciendo
mutriku - Juan Yurrita pertenece a la quinta generación familiar que está al frente de la empresa conservera más antigua de Euskadi. Comparte con su primo Jorge la dirección de la compañía, que este año celebra su 150º aniversario. Una efeméride que le ha llevado a recibir, con todo merecimiento, la Mención del Verdel que cada año concede el Consistorio mutrikuarra para reconocer la trayectoria y la aportación al municipio de alguna entidad.
¿Cómo surge Conservas Yurrita?
-La empresa inició su actividad en el año 1867, en los bajos de la Casa Mauleón, que es la casa familiar que fue construida por José Miguel Mauleón. Inicialmente se dedicó a la elaboración de escabeches: de bonito, chicharro, besugo.... Era la forma de conservar el pescado que luego se mandaba en carros tirados por caballos hasta la estación del tren de Zumarraga, desde donde se distribuía a diferentes puntos del Estado. Mauleón tuvo cinco hijas y una de ellas se casó con Agapito Yurrita, que fue el que continuó con el negocio familiar.
¿Cuál es la clave para que la empresa haya podido cumplir 150 años?
-La clave está en la forma en la que la familia ha vivido el negocio. La pasión por este trabajo se ha trasladado de padres a hijos y eso ha sido fundamental para la supervivencia de la empresa. Si Conservas Yurrita ha llegado hasta aquí ha sido gracias al esfuerzo de la familia y de las muchas generaciones de mutrikuarras que han trabajado con nosotros.
La transformación de la conservera ha sido muy importante...
-Sí, y en ese proceso hay dos figuras clave: mi padre Alfonso y mi tío Agapito, ambos ya fallecidos. Fueron los que sentaron las bases de lo que es la empresa hoy en día, al trasladar la actividad de los bajos de una casa a una fábrica. Mi padre estuvo de gerente entre 1953 y el año 2003 y en ese periodo la empresa se dedicó principalmente a la exportación. De hecho, llegó a exportar el 100% de su producción a los Estados Unidos.
¿Y eso?
-En el mercado estatal las cosas no estaban nada bien porque había quien no pagaba o lo hacía con mucho retraso así que no quedó otra que buscar alternativas para poder seguir.
¿Cómo se produjo esa apertura hacia el mercado exterior?
-Fue de manera casual. En los años 50, al poco tiempo de coger las riendas de la conservera, mi padre vio en una revista un anuncio de una empresa norteamericana que demandaba anchoas; les escribió con su limitado conocimiento de inglés y para su sorpresa le contestaron. Quedó con el dueño de la empresa en Madrid y volvió a casa con el primer pedido de exportación. Esa empresa a día de hoy sigue siendo cliente de Yurrita.
Ahí comienza una expansión a nivel internacional que no ha parado...
-Así es. Tras ese primer cliente llegaron otros y actualmente estamos en más de 60 países. De hecho, hoy en día nuestra marca Lorea es líder en la venta de anchoa en Japón.
También han evolucionado su producto...
-Durante la segunda mitad del siglo XX la actividad de la empresa estuvo centrada en la anchoa pero en los últimos años hemos ido recuperando productos que se hacían antes pero que se dejaron de hacer como los bonitos en aceite y escabeche, atunes... Además, hemos incorporado nuevos productos más actuales y tenemos una planta para la elaboración de croquetas y algunos platos preparados. Hoy en día nuestras marcas Yurrita y Lorea son marcas con mucha tradición pero con productos modernos y adaptados al consumidor actual.
¿Qué dimensiones tiene actualmente Conservas Yurrita?
-Contamos con una plantilla de 120 personas, repartidas en las tres plantas de anchoa, bonito y croquetas que tenemos en Mutriku. La empresa ha crecido de manera sustancial en la última década, tanto en los mercados internacionales como en el estatal.
¿Cuáles son sus retos de futuro?
-Seguir posicionando nuestras dos marcas como referentes en el mercado y continuar con nuestro crecimiento para conseguir el liderazgo en el mercado de la anchoa.
Acaban de recibir la Mención del Verdel. ¿Qué supone para ustedes?
-Un orgullo y un reconocimiento al esfuerzo de mucha gente. Estamos muy agradecidos.
¿Dónde compran el pescado que utilizan para elaborar sus productos?
-Principalmente, compramos el pescado que llega a los puertos de Ondarroa, Getaria y Hondarribia. El año pasado adquirimos del orden de medio millón de kilos de anchoa y unos 200.000 kilos de bonito.