-No jugué en ningún equipo antes de llegar a la Real. Entonces el Urola no tenía todavía categorías inferiores y yo jugaba con los amigos. Un aficionado comunicó a la Real que en Zumarraga había un chico que jugaba bien y me llamaron para hacer una prueba. Tenía 15 años.

¿Cómo iba a Donostia?

-Teníamos tres entrenamientos a la semana e iba en tren. De la estación a Mundaiz, donde entrenábamos, iba andando. Solía coincidir en con Genaro Zelaieta, pues él iba en tren desde Irun. No nos daban ni para el bocadillo. Igualito que ahora...

¿Le fue bien en las categorías inferiores de la Real?

-Sí, después de la última temporada de juveniles estuve cedido en el Urola. Me fue muy bien y la siguiente temporada fui titular en el Sanse, con Alonso, Iriarte, Zelaieta, Murillo, Uralde, Larrañaga... Tengo una foto del Sanse en el que salimos ocho jugadores que solo tres años después nos proclamamos campeones de Liga.

Subió al primer equipo con 21 años, en la temporada 1978-1979. ¿Qué cualidades tenía?

-Jugaba de extremo derecho. Era rápido y con el balón me defendía. La delantera titular la formaban López Ufarte, Satrustegi e Idigoras. Para sustituirles, estábamos Uralde y yo.

A pesar de que la Real tenía una delantera de ensueño, consiguió jugar bastantes partidos.

-La temporada en la que más jugué fue la de la imbatibilidad. Jugué unos 20 partidos, tres o cuatro de inicio. En Almería jugué de delantero centro porque se había lesionado Satrustegi y el seleccionador, Kubala, me elogió.

¿Cuál fue su partido más especial?

-El siguiente partido fue contra el Real Madrid y tuve la suerte de jugar toda la segunda y meter un gol. Lo importante no fue meter un gol, sino que Ormaetxea contase conmigo como primer recambio. La gente todavía me habla del gol contra el Real Madrid, pues llevábamos más de 20 años sin ganarles y les ganamos por cuatro a cero.

Se las tuvo que ver con Camacho.

-Como iban perdiendo por dos a cero, no hacían más que atacar y yo tenía que taparle. Pensaba que ya le tocaría defender a él también. Así fue. Tuve una oportunidad y la aproveché. En aquel momento me pareció algo normal, pero luego te das cuenta que meterle un gol al Real Madrid no es algo que se hace todos los días. Le estoy muy agradecido a Ormaetxea. Me subió al primer equipo y siempre que estaba en condiciones me convocaba. Todo lo que hice en el fútbol se lo debo a Ormaetxea.

¿Cómo era el vestuario del equipo campeón?

-Era el mejor equipo de aquella época y, a la vez, el más humilde. Estuve en otros equipos (Alavés, Burgos, Lorca y Alzira) y ningún vestuario era tan humilde como el de la Real. La humildad, el compañerismo y el trabajo hicieron campeón a aquel equipo. Recuerdo que hubo una huelga de trenes y Kortaberria me dejó su Simca para que pudiera volver a casa.

¿Cómo le recibieron en el primer equipo?

-A los nuevos siempre se les hacía una novatada. La primera pretemporada, en Ceuta, Arkonada y otro me tiraron a la piscina vestido, con silla y todo.

¿Quién cree que fue el mejor jugador de aquel equipo?

-Zamora. Estaba en todos los lados. Tan pronto le veías cortando balones en defensa, como haciendo paredes en el centro o regateando al borde del área. Hacía de todo y no se cansaba nunca. Era increíble.

¿Cuándo dejó la Real?

-En el primer partido de la pretemporada de la primera Liga un jugador del Real Unión me dio una patada en el tobillo y me rompió el ligamento. Pero en las placas no se veía y me tiré toda la temporada en blanco. Creían que era un esguince y me escayolaron hasta tres veces. Fui a donde el brujo de Burlada, a un acupuntor de Toulouse... Venían Uralde y Bakero por detrás y no me renovaron. Cuando acabó la temporada fui a Barcelona y allí me abrieron. Cuando me repuse, seguí jugando al fútbol, pero cada vez que hacía un movimiento fuerte, se me volvía a romper. El fútbol acabó para mí con 24 años, durante aquel partido contra el Real Unión.

En 1986 abrió el bar Arkupe.

-Pensaba que iba a ser para poco tiempo, pero seguiremos aquí hasta el final. Es un trabajo agradecido, pues te permite estar con la gente. Satrustegi pasa por aquí a menudo, pues es cazador y suele ir a la armería Etxaniz. La primera vez que vio la foto que nos sacaron a los cuatro jugadores que marcamos al Real Madrid, me preguntó a ver si recordaba quién me había dado el pase. Fue él.

¿Cómo ve a la Real?

-Creo que están haciendo bien las cosas. Se están desprendiendo de los jugadores que no han sido importantes y espero que hayan acertado con Olabe. De todas formas, las cosas han cambiado. Ahora son más blandos que en mi época. A mí no me dejaron ir a la boda de mi hermano por un partido amistoso. Expósito me dijo que era antes la obligación que la devoción. Así se hizo el equipo campeón. Había mucha disciplina y en los entrenamientos saltaban chispas. Las cosas no pasan por casualidad. Cuando lo de alrededor es blando, un equipo se hace blando. Recuerdo que una vez Expósito me echó una gran bronca por sacar mal una falta, cuando había jugado un gran partido y habíamos ganado por cuatro a cero. Me aguanté la rabia y fui al vestuario llorando, porque me habían dicho que chillaba a los que veía que podían salir adelante.