2 Ane Sanz
Tolosa -A principios del siglo XIX Tolosa tenía 4.600 habitantes, la mayor población entre Baiona y Gazteiz. La villa ocupaba una posición estratégica desde el punto de vista de las comunicaciones y disfrutaba de una economía floreciente y diversificada basada en la agricultura-ganadería, el comercio con Navarra y la actividad artesanal o fabril, y esto la convertía en presa apetecible de ejércitos invasores. Así ocurrió en la guerra de la independencia; cuando el 18 de octubre de 1807 los franceses entraron en Tolosa.
José Antonio Recnodo Bravo, tolosarra de nacimiento, ha publicado recientemente el libro La Guerra de la Indepencia: Tolosa y los franceses, editorial Pamiela, que recoge la historia que vivió la villa durante los cinco años y medio en los que los ejércitos desfilaron por sus calles.
Los franceses fueron recibidos en Tolosa y los demás pueblos de Gipuzkoa como amigos. La gente se agolpaba para ver pasar a los famosos soldados de la grande Armée victoriosos en toda Europa, pero quedaban defraudados al ver el aspecto que tenían: reclutas mal armados y vestidos, sin calzado, de los cuales muchos llegaban enfermos. Otros se habían quedado por el camino. Los problemas logísticos a los que tuvo que hacer frente la villa de Tolosa fueron enormes, donde la mayoría de la población además era euskaldun y solo las clases altas dominaban el castellano. Los enfermos eran ingresados en el hospital civil de la misericordia en el barrio de Arramele. El gran edificio de la misericordia estaba destartalado, todas las ventanas estaban rotas y el aire y el frío se adueñaban de las naves, los suelos estaban hundidos, faltaban jergones y ropas de cama. Hubo que hacer reformas y procurar de forma urgente jergones y material de cama en otros pueblos. Gracias a que el soldado y enfermero mayor de la misericordia, Martín de Ehulatey, conocía el euskera se pudo entender con las mujeres tolosarras contratadas para cuidar de los enfermos.
Las batallas en la e?poca napoleo?nica se caracterizaban por la utilizacio?n de grandes masas de hombres. En las batallas morian muchos hombres pero era mucho mayor el numero de soldados que falleci?an por enfermedad, en cuarteles y hospitales. La relacio?n era de a diez a uno. Las fiebres y epidemias de viruela, disenteri?a bacilar, fiebre tifoidea y sobretodo tifus exantema?tico o tabardillo diezmaban a los ejércitos.
El 2 de mayo de 1808 se levantaba en armas el pueblo madrilen?o y en poco tiempo la insurreccio?n se extendio? por todos los territorios no ocupados. Los franceses tomaron medidas para asegurar la comunicacio?n con Francia a trave?s del camino de Castilla. En poblaciones estrate?gicas como Tolosa se abrieron cuarteles, hospitales y almacenes, y fueron designados como puntos "final de etapa", donde los soldados teni?an que hacer noche. Para atender al gran numero de enfermos y heridos que se iban a producir con el estallido be?lico el alto mando france?s planifico? la creacio?n de hospitales militares importantes en las localidades de Tolosa y Donostia dotados con personal france?s.
En octubre de 1808, se abrieron dos hospitales militares en Tolosa: en los Conventos de San Francisco y Santa Clara que ya habi?an estado funcionando como cuarteles hasta el momento. El primero con 600 camas se enfoco? a la atencio?n de soldados enfermaos, mientras que el segundo, el de Santa Clara, con 200 camas, se dedico? a militares convalecientes que necesitaban restablecerse antes de volver al eje?rcito.
La direccio?n y los facultativos eran franceses y el personal de enfermeri?a era mixto, con un total de 24 me?dicos y cirujanos trabajando además de un sinnúmero de tolosarras empleados.
El nu?mero de camas disponibles en Tolosa iri?a en aumento debido a las epidemias que fueron surgiendo. En noviembre de 1808 estallo? la epidemia de tifus mas grave de todas las sufridas. Como no habi?a espacios, camas suficientes ni repuestos suficientes, se mezclaban enfermos con sanos y el lecho que habi?a ocupado instantes antes un fallecido era ocupado inmediatamente por un sano. Duro? todo un an?o matando a cientos de soldados franceses, incluyendo la mayor parte de los facultativos franceses por lo que los galenos tolosarras tuvieron que volver a hacerse cargo de los militares enfermos.
Se ha calculado que en el transcurso de la guerra 800.000 soldados napoleónicos y entre 100.000 a 200.000 prisioneros aliados cruzaron en uno y otro sentido la frontera de Behobia. La provincia y los pueblos se arruinaron y se vieron abocados a vender sus bienes concejiles para poder sostener los gastos de mantenimiento de los militares. Las clases campesinas se resintieron mucho por esta privatización, y fue precisamente el desequilibrio económico social que se creo una de las razones de los levantamientos y guerras que se dieron en el País Vasco durante el siglo XIX.