No volverá a surcar las aguas del Cantábrico ni a cumplir la función para la que fue concebida pero María Belén, la última txalupa de madera construida íntegramente a mano en Deba, gozará de una nueva vida.
Creada en la década de los años 50 del pasado siglo XX por el “carpintero, ebanista y maestro de escultores” debarra Asensio Esnaola Perikotxato y dedicada a su hija María Belén, la última txalupa artesana de Deba, de seis metros de largo, está siendo objeto de una profunda restauración.
Todo ello para que, una vez finalizados los trabajos, la embarcación sea trasladada a su nuevo hogar, que no será otro que la rotonda de Artzabal, situada en el acceso al campo de fútbol. Según explica el alcalde, Pedro Bengoetxea, “el Ayuntamiento ya cuenta con el permiso de la Diputación para instalar la txalupa en la rotonda, que en las próximas semanas deberá adecuarse y adecentarse para poder colocar allí la barca”.
Según las previsiones, María Belén se instalará en la que será su nueva morada “para la primavera”.
Los integrantes de la asociación Amilaitz (agrupa a los propietarios de las embarcaciones deportivas y de recreo de Deba) son quienes se están encargando de recuperar la txalupa junto a la grúa existente en el pequeño puerto de la villa costera.
Y lo están haciendo con la ayuda y bajo la atenta supervisión del propio Asensio Esnaola, que aunque lleva prácticamente cuatro décadas residiendo en Bergara, a sus 92 años mantiene intacta su pasión por el mar y su relación con Deba.
El presidente de la asociación Amilaitz, Manolo Erreka, es la persona que propuso recuperar la vieja txalupa para colocarla en la rotonda de Artzabal. Eso sí, la idea no fue suya sino de su buen amigo Ramón Roteta que “además de ser cocinero es escultor”.
Tal y como ha explicado el propio Manolo a NOTICIAS DE GIPUZKOA, “le comenté a Ramón Roteta que estaban pensando en deshacerse de la última txalupa realizada a mano en el pueblo porque su propietario, debido a su avanzada edad, había tomado la decisión de dejar de salir al mar con ella, tal y como había hecho para pescar cabritas, fanecas, txitxarros o chipirones hasta el pasado año”.
Fue entonces cuando el televisivo cocinero “me planteó recuperarla para ponerla en la rotonda de entrada al pueblo y me pareció una gran idea porque esa actuación serviría para rendir un merecido homenaje en vida a Asensio y para reivindicar la relación de Deba con el mar”.
El Ayuntamiento vio con buenos ojos la idea trasladada por el propio Erreka y este no tardó en ponerla en marcha “con muchísima ilusión”.
Sepultada por la riada
Aunque fue concebida a mediados del pasado siglo para surcar los mares, María Belén, una txalupa “dotada de un motor bitter de 12 caballos de potencia que navega de una manera impresionante”, volvió a nacer en el año 1983.
Y es que, según recuerda Manolo Erreka, “la riada de ese año provocó un desprendimiento de tierras que sepultó por completo la barca”.
El propio Asensio Esnaola se encargó de desenterrarla del fango con sus manos. Para su sorpresa “la txalupa estaba entera, por lo que decidió recuperarla”.
El maestro artesano necesitó “todo un año” para ello “pero le dio una capa de fibra de vidrio por fuera y la dejó perfecta”. De esa forma, María Belén pudo iniciar una segunda vida que le llevó a deslizarse por las aguas del Cantábrico otras tres largas décadas.
Ahora, cuando la edad ha obligado a su propietario a tener que dejar de salir solo a navegar, la txalupa que dedicó a su hija gozará de una tercera vida en su nuevo emplazamiento de Artzabal. Eso sí, Asensio no tendrá por qué dejar de salir al mar, su verdadera pasión. Su amigo Manolo Erreka se ha comprometido a llevarle con él “siempre que quiera”.