Donostia ya es la capital europea de la cultura. Tras casi una década trabajando, 2016 ya ha llegado y permitirá, además de desarrollar el completo programa cultural previsto, mostrar la ciudad a Europa y al récord de visitantes que se espera que nos descubran este año. La ciudad lleva meses preparándose para acogerlos y para mostrar lo mejor de sí misma con intención de deslumbrar. La capitalidad cultural marcará este año en Donostia y el objetivo es que su legado la acompañe también a partir de 2017.
Para empezar a brillar, además de la fiesta de inauguración prevista, los donostiarras empezaremos el año (como todos los anteriores) preparando los trajes de soldados, cocineros y aguadoras. La Tamborrada sonará, sin embargo, con un acento más europeo y los sones de Sarriegi llegarán incluso a Wroclaw, la otra capital cultural este año. Las banderas del viejo continente se colarán también en otras fiestas a lo largo de todo el año.
De momento, además de a los trajes de tamborreros, la ciudad arranca el año dando los últimos retoques a la nueva estación de autobuses a punto de estrenarse, que será el punto de entrada a Donostia para muchos de los visitantes que lleguen este año. Junto a ella ejercerá también de anfitriona la antigua fábrica de Tabakalera, reconvertida en un enorme espacio cultural que servirá de escenario a distintas actividades a lo largo del año.
Más limpieza
Conscientes de que la imagen que dé Donostia es primordial para el éxito de la capitalidad y también para dejar con ganas de más a los nuevos visitantes, el Consistorio hará a lo largo de todo este año un esfuerzo especial en mantener limpia la ciudad, reforzando los servicios habituales de limpieza y los equipos que se encargan de los parques y jardines o de las playas, aumentando la recogida de residuos o reforzando el mantenimiento urbano y el asfaltado de la ciudad, con el fin de pulir la postal que llenará el fondo del programa de 2016.
Precisamente, las calles y parques de la ciudad serán el escenario de distintas actividades. Habrá más actos en la calle a lo largo de todo el año y más aglomeraciones de gente, además de más tránsito de peatones y vehículos principalmente por todo el centro de la ciudad. Para intentar ordenarlo y evitar atascos trabajarán nueve agentes más de Movilidad a lo largo de este año, además de 25 guardias municipales que se incorporarán a la plantilla. En total, el Consistorio prevé crear hasta 40 puestos de trabajo para apoyar el desarrollo de las actividades de la capitalidad en distintos ámbitos y destinará cinco millones de euros a pagar a ese personal y a reforzar los servicios, además de a colaborar con actos concretos del programa de 2016 (al margen de su aportación a la oficina de la capitalidad que desarrolla el programa oficial).
Los técnicos de Donostia Turismoa tienen claro que gran parte de la buena o, a veces, mala imagen que se llevan quienes nos visitan depende de los ciudadanos con los que tratan durante su estancia. Por eso, en los últimos meses se ha hecho un esfuerzo especial dirigido a hosteleros, personal de hoteles y otros alojamientos y comerciantes para impulsar buenas prácticas con los clientes que, esperan, aumenten este año. Con intención de llenar los locales que la crisis ha vaciado y activar las calles, ya en 2014 se redujeron los costes de las licencias de apertura de negocios. Además, el plan de acogida diseñado por el Consistorio para mejorar el recibimiento que se hará a los participantes de la capitalidad y a otros visitantes atraídos por ella ha incluido formación básica en idiomas para trabajadores públicos que tienen contacto habitual con los turistas.
Anfitriones y juegos
En esa acogida que la ciudad quiere hacer a quienes vengan a conocer la capital cultural europea también se ha querido incluir a los donostiarras rasos: todos los que quieran podrán convertirse en anfitriones de 2016 si completan un curso de formación con forma de juego online con el que profundizarán en el conocimiento de la historia de la ciudad y del programa de la capitalidad cultural para poder transmitírselo a los visitantes.
Esos anfitriones, los trabajadores extras, comerciantes, hosteleros, conductores y el resto de donostiarras afrontan ya el reto de mostrar a Europa una ciudad a la altura de ser capital cultural.