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“Gracias a la poliomielitis, he desarrollado mis aptitudes y doy importancia a los valores”

La zumarragarra Ana Gisasola presentará hoy su libro ‘La fuerza está en tu interior’, en el salón de actos de la casa de cultura de Legazpi. La presentación comenzará a las 19.00 horas

“Gracias a la poliomielitis, he desarrollado mis aptitudes y doy importancia a los valores”

legazpi - Gisasola tiene síndrome post-polio, es terapeuta y en su libro ofrece pautas para conseguir una mejor salud física, emocional y espiritual.

¿A qué se ha dedicado hasta ahora?

-Estudié Administración. Trabajé en ello, hasta que en 1980 abrí el bar Motz de Urretxu. Fue el primer bar de ambiente del pueblo. Después, dejé el bar y estuve en varias empresas. El bar era mío y lo había traspasado. Vi que estaba de capa caída y decidí volver a coger las riendas. Cuando me diagnosticaron el síndrome post-polio, lo vendí y me metí de lleno en el mundo de las terapias.

¿Por qué ha decidido escribir un libro?

-Con dos años tuve poliomielitis y pasé casi dos años sin poder caminar. Poco a poco, al principio apoyándome en las paredes, volví a andar. Hace nueve años, me diagnosticaron el síndrome post-polio. Eso significaba que se me iban a volver a morir un montón de neuronas e iba a tener un bajón. Me dieron la incapacidad, dejé el trabajo y comencé a hacer cursillos: terapias alternativas, shiatsu, curso de profesora de yoga... Para conseguir el título de profesor de yoga necesitaba hacer la tesis. Hice un trabajo sobre cómo me ha ayudado el yoga a hacer frente a la poliomielitis y el profesor me dijo que debería publicarlo porque podía ser de gran ayuda para otros enfermos.

¿Ha sido duro dar forma de libro a la tesis?

-Sí, pero he tenido mucha suerte: el año pasado fui a la India y volví con las pilas muy cargadas.

¿Qué puede decir del libro?

-Es una herramienta de trabajo. El objetivo es ayudar a la gente mediante el yoga. No hablo solo de las posturas, también de la respiración, la meditación y la liberación emocional.

¿Por qué lo va a presentar en Legazpi?

-Suelo ir a Legazpi a nadar y tengo muy buena relación con la gente de allí. El día 23, a las 19.00 horas, lo presentaré en el local situado en los bajos del ayuntamiento de Ormaiztegi, el 29 en Logroño y el 6 de febrero en Tafalla. Me imagino que también lo presentaré en Urretxu y Zumarraga. El libro se puede adquirir en la tienda Txilarra de Urretxu y en anagisasola.com.

¿Qué le han aportado a usted el yoga y el resto de las disciplinas que ha probado?

-Han puesto en mis manos muchas herramientas. Me han valido, por ejemplo, para andar sin alzas; cuando tengo una pierna dos centímetros más larga que la otra. También tengo más fuerza física que antes. Los últimos años en los que trabajé en el bar, me caía. Cuando me diagnosticaron el síndrome post-polio, el neurólogo me dijo que en cinco años tendría que utilizar silla de ruedas. Le dije que no y así ha sido.

¿Cómo se enfrenta a la enfermedad?

-Hago yoga, natación y meditación a diario. La meditación es muy importante. Si no hacemos un esfuerzo por controlar la mente, se nos va a donde ella quiere y normalmente nos lleva al fango.

Las técnicas que ha mencionado son cada vez más populares entre nosotros, pero tradicionalmente hemos sido bastante escépticos.

-Así es. Pero hay que estar siempre dispuesto a aprender. Somos bastante cerrados, pero también es verdad que todo no vale para todos. Cada uno tiene que encontrar lo que le va bien y aferrarse a ello. Vivimos muy deprisa y muchas veces no nos damos cuenta de lo que nos pasa.

¿Cree que su enfermedad le ha ayudado a ser una persona receptiva?

-Sí. Como no puedo hacer las cosas tal y como las hacen los demás, he tenido que encontrar distintos modos de hacer las cosas. Pero nunca me he quedado sin intentarlo.

¿Cómo contrajo la polio?

-Dos empresas farmacéuticas estaban librando una gran guerra por el poder y cada una comercializó su vacuna contra la polio. La propia vacuna nos hizo contraer la polio.

No sería fácil para una niña enfrentarse a los efectos secundarios de la polio.

-En la adolescencia fue duro, pero siempre he tenido fuerza para salir adelante. Hoy en día, casi le tengo que estar agradecida a la enfermedad. Creo que, gracias a ella, he desarrollado ciertas aptitudes y le doy mucha importancia a los valores. Desde niña he tenido tendencia a defender a los débiles.