Donostia - ¿Cuántos tiempo lleva como vicepresidenta de la DYA?
-Llevo unos ocho años en la DYA y como vicepresidenta solo desde mayo. Pero lo que me gusta es ser voluntaria. Siempre había tenido inquietud de hacer algo y cuando mi hija ya se hizo mayor me apunté en esta institución. En concreto, en el área que llamamos sociales, que suelen ser traslados de personas. Nos contratan los ayuntamientos, los centros de día y las familias para llevar a gente de algún lugar a otro. Los personas que van en silla de ruedas o que no pueden salir porque son mayores, porque se han roto una pierna...
¿Esta tarea es la que más le gusta?
-También me gusta hacer los servicios que llamamos preventivos, con los clubs deportivos, las sociedades, un concierto de música, como el de Bruce Springsteen del año pasado, pruebas de montaña... Nos colocamos allí donde no se puede subir más con la ambulancia todoterreno. Lo que menos me gusta es la ambulancia en carretera. Y no tengo carné.
¿Cuantos voluntarios hay en la DYA?
-Somos 516 voluntarios y 16 asalariados para ambulancias y servicios sociales. Hay conductores, técnicos sanitarios y un médico.
¿Siempre le había llamado ser voluntaria?
-En los pueblos, como en Lesaka, donde me crié, es muy normal. No es ayudar por ayudar sino colaborar si alguien necesita algo. Es lo normal.
¿O sea que es una donostiarra de adopción?
-Sí, aunque nací en Donostia porque mi ama tuvo un problema en el parto y vino aquí. Soy la única de los ocho hermanos nacida en Donostia. Luego vine hace más de 30 años para trabajar y me quedé. Soy de Donostia y soy de Lesaka, pero ya no me veo viviendo allí. Donostia siempre ha sido también nuestra capital porque ir a Pamplona era una excursión y hasta teníamos el hospital aquí.
¿Llega mucha juventud al voluntariado en la DYA?
-Están saliendo muchos voluntarios. En Gipuzkoa hay mucho sentido del voluntariado. Aquí todavía seguimos pensando que nos tenemos que ayudar. La mayoría de los jóvenes no están haciendo botellón. Tenemos muchísimos jóvenes nuevos.
No pudieron construir una sede en Errotaburu por la oposición de los vecinos, que fueron a juicio. ¿Cómo han solucionado la necesidad de ese espacio destinado a la formación?
-Tras los problemas que tuvimos con aquello, aunque al final los tribunales nos dieron la razón, el Gobierno Vasco nos cedió un local en el paseo de Baratzategi 10, donde llevamos a cabo la formación, y tenemos las oficinas. Está chulísimo. Lo de Errotaburu al principio nos dio mucha pena porque se había luchado muchísimo. Mucha gente había puesto dinero...
¿Tienen muchas aportaciones particulares?
-Nos dan donativos. A veces, se cae una persona en casa y te llaman para ayudar. Se mira por qué se ha caído se avisa al médico... La mayoría de la gente nos quiere dar propina. Yo no les dejo pero si insisten mucho les cojo el dinero y lo ponemos a su nombre en la DYA. Y hay gente que a raíz de eso empieza a ayudar económicamente. Las empresas también colaboran, más que las instituciones que, con la que está cayendo no llegan a todo. Quienes más aportan son las familias y, además, gente superhumilde. No saben qué hacer para agradecer que les eches una mano. Y te encariñas mucho con algunos, porque les ves todas las semanas.
¿Usted que conoce todos los rincones de la ciudad por su labor de voluntariado, que es lo que más le gusta de ella?
-A mí Donosti me encanta, pero sobre todo en verano. Me encanta que haya gente por la calle, gente de fuera... no entiendo a los que dicen “qué asco, esto está lleno de gente”. Para mí es la revés.
¿Hay alguna ciudad del mundo a la que podía imitar Donostia?
-No he viajado mucho pero me sorprendí con París. Cuando llegué pensé que Donostia no desmerecía. Me llamó la atención que se parecieran, aunque nuestra ciudad sea más pequeña.
¿Qué le parece la red de bidegorris, se ha convertido en una seña de identidad?
-Aunque no ando en bici, me da envidia. Puedes ir a cualquier lado. Entiendo que los coches estén un poco molestos y también los peatones porque a veces no nos respetan. Pero tampoco los peatones respetamos y pasamos semáforos en rojo.
¿Qué opina del servicio de autobuses de Donostia?
-Para mí funciona fenomenal. De hecho, me hubiera gustado conocer a Gerardo Lertxundi, el director de Dbus que se ha ido a Catalunya. Sin haber hablado nunca con él, me ha dado pena que se haya ido.
¿Le parece necesario el proyecto de metro?
-Creo que no, estamos muy bien comunicados y también con la provincia. Para ir a Lesaka sí tengo problema para ir en transporte público.
¿Qué barrios le gustan más?
-Cuando vine a Donostia viví en San Martin, luego fui a Amara Viejo, a El Antiguo y a Gros, donde vivo ahora. El Antiguo me pareció el mejor sitio para vivir de San Sebastián pero he descubierto Gros. Antes creía que pasar el puente era ir lejísimos y ahora me encanta. Además, me gusta muchísimo el puente del Kursaal y sus farolas. Le he sacado muchísimas fotos.
¿Ahora es muy de su barrio?
-No, la verdad. Todavía me acuerdo que cuando vivía en El Antiguo uno me preguntó a qué hora pasaba el autobús para San Sebastián. Y tampoco consideraban que Benta Berri era El Antiguo. Para mí, El Antiguo llega hasta Añorga (risas).
¿Que le parece el boom gastronómico que vive la ciudad
-Estoy empezando a disfrutar más del pincho clásico. Soy de comer mucho, me como hasta los adornos y me gusta probar cosas nuevas, pero vuelvo a lo de toda la vida. Y valoro más la compañía que lo que estoy comiendo.
¿Le gustan los parques de Donostia?
-Sí y están muy bien cuidados. Me queda por conocer Ametzagaina.
¿Hay algo que no le guste de la ciudad?
-No. Y creo que todos los barrios están cogiendo mucha vida. No hay más que ver Gros con el pintxo-pote, que parece sanfermines.
¿Por su tarea de voluntaria se conocerá la ciudad al dedillo?
-Sí, aunque igual no los nombres de las calles, pero sí las tiendas, los bares... Y, si no, con Google.
¿Qué opina de la ubicación de la estación de autobuses?
-Lo que hay ahora en Pío XII es una porquería y supongo que los técnicos verán factible la nueva ubicación. Confío en que sí. No entiendo de estos asuntos y no me gusta opinar si no entiendo.
¿Cree que la ciudad ha notado el cambio de mando en el Ayuntamiento, tras veinte años en manos de unas siglas y tres y pico en manos de otras?
-Se oyen críticas pero yo, por ejemplo, no soy consciente de que esté más sucio, como se quejan algunos. No veo unas grandes diferencias ni nada especialmente llamativo entre antes y ahora.
¿Qué paseo es su favorito?
-Cuando voy a andar me gusta salir de Gros, con los cascos puestos, e ir hasta Hernani.