Donostia - La escultura Paloma de la Paz se despidió ayer definitivamente del barrio de Amara, en el que ha permanecido 21 años, para trasladarse fragmentada al taller en el que fue creada y donde sufrirá una operación de pintado y remozado antes de llevarla a su nueva ubicación.

Una grúa de grandes dimensiones y un buen número de operarios se ocuparon del desmontaje de la escultura de hierro, que comenzó el pasado martes. Numeroso público contempló las tareas de levantamiento de las piezas, que supuso el desmembramiento de una obra escultórica que ha sido símbolo del barrio y que se llevará al extremo de Sagüés, tras la decisión adoptada por el Gobierno municipal dirigido por Juan Karlos Izagirre.

Por ahora, el Ejecutivo local no ha concretado el lugar exacto en el que se instalará. Por otra parte, el Ayuntamiento estudia mejorar la jardinería de la plaza de Aita Donostia con el fin darle una nueva personalidad a la rotonda del final de la avenida de Madrid, que quedará huérfana tras la desaparición de la pieza blanca de cuatro toneladas de peso. - N.G.