El ordiziarra Jose Mari Goenaga y el donostiarra Jon Garaño han regalado un bonito ramo de flores a los aficionados al cine: la película Loreak. Ellos también están recibiendo flores, por parte de los críticos de todo el mundo y de los espectadores. Las más bonitas las recibieron el domingo en Ordizia: presentaron el filme en la localidad natal de Goenaga y los vecinos les brindaron una cálida acogida.

El director y guionista de Ordizia se muestra emocionado. “Estamos en una nube, muy contentos. Ser seleccionados para el Zinemaldia fue muy importante, pero no sabíamos qué acogida tendría la película. Esperábamos un buen recibimiento por parte del público de aquí, pero además las críticas están siendo muy buenas y la gente está respondiendo”.

La sesión de Ordizia fue muy especial para él, claro. “80 egunean la presentamos en el hogar del jubilado, no en Herri Antzokia. Me ha hecho mucha ilusión presentar Loreak en Herri Antzokia. Antes que que empezara la sesión estaba un poco nervioso, pero todo fue muy bien”.

Herri Antzokia es un lugar muy especial para él, pues fue allí donde vio sus primeras películas. “Recuerdo que fuimos a ver Sopa de gansos, de los hermanos Marx, con la catequesis. También vi allí varias películas de los años 80: Los Goonies, Gremlins...”.

Comenta que la afición por el cine le viene por parte de las mujeres de su familia: su abuela Magdalena Bengoa, su madre, Izaskun Balerdi, y su tía Miren Berakoetxea. “Cuando tenía nueve años nos fuimos a vivir a Donostia y los domingos iba con la ama y con la tía al cine. El aita (Iñaki Goenaga) y el tío (Juan Ramón Etxezarreta) iban a Atotxa a ver los partidos de la Real y nosotros íbamos al Teatro Principal. A decir verdad, nunca me ha gustado el fútbol”.

En aquella época todavía no había cogido una cámara en las manos. “Me gustaba ver películas, pero no se puede decir que de niño anduviese ya con una cámara. En casa dije alguna vez que me gustaría estudiar cine y no les hizo gracia: les parecía una profesión de vagos y maleantes. Querían que hiciese una carrera y estudié Empresariales. Fue una buena experiencia, pero los estudios no me llenaron. Cuando empecé a estudiar Cine en Sarobe, mis padres también se animaron”.

Se aficionó al cine de la mano de las mujeres de su familia y en los dos largometrajes que ha dirigido hasta ahora junto con Garaño, las mujeres son las grandes protagonistas. “Nos lo recuerdan muchas veces, pero yo creo que es pura casualidad. De hecho, seguramente en la siguiente película los protagonistas serán los hombres”.

Tienen intención de rodar un filme sobre la vida del Gigante de Altzo. “Los directores serán Jon Garaño y Aitor Arregi y yo me dedicaré a las labores de producción y edición. Estamos atando la financiación. Será un drama, pero no sabemos todavía si tendrá parecido a El hombre elefante”.

Poco a poco, Goenaga se ha abierto camino en el mundo del cine y sus padres están orgullosos. “Tenían miedo de que no pudiera vivir de esto, pero cuando creamos la productora Moriarti, nos animaron mucho. Siguen nuestro trabajo muy de cerca. Además, el aita también iba mucho al cine de joven. Suele decir que hacía pira en el colegio y se iba al cine, con unas gildas”.

El domingo los ordiziarras no llevaron gildas al cine, sino flores. Las que les regalaron a Goenaga y Garaño. Uno de los ramos era del Ayuntamiento. Y al igual que le sucede al personaje que interpreta Nagore Aranburu en la película, también recibieron un ramo de un admirador secreto. Después supieron que era de los tíos de Goenaga.

Quiere dar las gracias a todos los ordiziarras que acudieron a la sesión. “La proyección del domingo fue muy especial, pues tenía una gran carga emotiva. Fue muy emocionante y queremos darles las gracias a todos”.