Son 218 páginas en total, y recogen historias, anécdotas y curiosidades de los comercios de la Avenida de la Libertad. “Solo los de la acera de los números impares, la más alejada del Boulevard. Ya que este libro se publica en verano, elegimos el lado de la sombra”, bromea Lola Horcajo, coautora de la obra, que ha elaborado junto a Juan José Fernández Behobide y Carlos Blasco. Esta historiadora donostiarra explica que la edición de los números pares saldrá a la luz “hacia Navidad”. Mientras, la sexta unidad de la serie Comercios donostiarras está gozando de una muy buena aceptación.
Así ocurre, en gran parte, porque la Avenida de la Libertad, “antaño Avenida de la Reina, y Avenida de España durante dictadura de Franco”, fue durante muchos años la “arteria principal de la ciudad”, explica Lola Horcajo. “Las murallas de la Parte Vieja se derribaron hace 150 años. El Boulevard se convirtió en el nexo de unión entre la zona antigua y nueva de la ciudad. Y cinco años después ya comenzó a construirse en la Avenida. Se concibió como la arteria que atravesaba Donostia desde la playa hasta el puente de Santa Catalina, el único que había entonces, y que funcionaba como la principal salida de la ciudad”.
Horcajo precisa que la vía enseguida pasó a figurar “en el punto de mira de todos aquellos que querían abrir un comercio de referencia en la ciudad”. La zona enseguida comenzó a ganar en reputación, una inercia que quizás alcanzó su punto más significativo en el año 1920. “Fue en una de las manzanas centrales, la del Banco Guipuzcoano. De allí se eliminó la edificación anterior, la del Hotel du Palais, y en la nueva construcción se ubicaron comercios de referencia: Derby en la esquina con Getaria, Nerecán y la joyería Epelde. Se trata de una manzana en la que, en el libro, hacemos mucho hincapié”, resume Lola Horcajo.
Una manzana cuya evolución reciente, además, también resulta muy significativa. Durante los últimos lustros, “Derby ha dado paso a Pimkie. Y Massimmo Dutti ha ocupado gran parte de los antiguos establecimientos”, detalla la coautora del libro, en referencia a un fenómeno que se ha producido en el resto de la Avenida. “Los antiguos comercios se han ido sustituyendo por otros que, quizás, no dan el nivel de lo que nosotros pensábamos que era la Avenida. Más allá de los precios de sus artículos, hablo de que las nuevas tiendas pertenecen a cadenas multinacionales, no son exclusivas. Son tiendas que encuentras en la Avenida, en otros puntos de Donostia, en otras ciudades e incluso en otros países. No son comercios con personalidad, que es lo que está perdiendo la Avenida”, indica Horcajo.
En cualquier caso, la metamorfosis de la Avenida no atañe únicamente a lo comercial. También afecta a lo social. Y, en este sentido, el mejor botón de muestra es la desaparición casi total de todas las cafeterías de la vía. “Ya solo queda el Avenida XXI. Al margen de alguna heladería, no existe nada más, cuando antes la Avenida de la Libertad suponía el principal punto de encuentro de la ciudad. En verano, las terrazas estaban llenas. Además, las crónicas recuerdan igualmente que los niños disfrutaban viendo los escaparates de los numerosísimos bazares y jugueterías. Todo eso ya no se da y, como consecuencia de ello, ahora la Avenida queda prácticamente muerta una vez que concluye el horario comercial. Es algo que me da mucha pena”, asevera Lola Horcajo, quien no deja de lado el optimismo de cara a un posible regeneración futura de la zona.
espionaje entre costuras El libro recoge de forma detallada, y con interesantes y curiosas ilustraciones, la historia de los comercios de la acera impar de la Avenida. Y además, al margen de los datos objetivos, se adentra también en numerosas anécdotas, como la de Itziar Múgica, de la tienda de moda y sombreros Hermanas Múgica. “Es algo que puede estar de relativa actualidad, tras el éxito de la serie televisiva El tiempo entre costuras. Múgica era de familia nacionalista, y vivió trabajando la Guerra Civil, así como el exilio del Gobierno Vasco en París”, precisa Horcajo.
“Con la excusa de que Donostia había quedado aislada y ella tenía que acudir a Francia para descubrir nuevas tendencias, logró viajar varias veces a la capital gala. Lo hizo tras entablar amistad con la mujer de un reputado General. Se desplazaban en coche y ella escondía en su sombrero listas de futuros represaliados. Cuentan que así salvó muchas vidas. Luego fue descubierta por la Gestapo y detenida, pero se libró de ser ejecutada y al tiempo regresó a Donostia”. Es una de las muchas historias relatadas en el libro.