un fascinante mirador por el que asomarse al modo de vida de las primeras ocupaciones humanas del País Vasco. Así es el yacimiento de Lezetxiki que mañana despedirá la 19ª edición de las campañas de excavaciones que el equipo de arqueólogos de la sociedad de Ciencias Aranzadi desarrolla en el escenario del hallazgo, en 1964 por Joxe Miguel Barandiaran, del resto humano más antiguo de Euskal Herria, el húmero de una mujer.
La cueva arrasatearra no deja de sorprender. Este año la superficie de excavación se ha ampliado en uno de sus laterales y ha ganado profundidad. No han faltado los hallazgos, y entre los materiales encontrados destacan restos de fuego y comida, huesos de animales como el oso cavernario e industria lítica.
“Para nuestra sorpresa, las campañas 18ª (la de 2013) y 19ª (2014) son quizás las más ricas. Se supone que debería ir descendiendo la densidad del yacimiento y está pasando justo lo contrario”, explicaba ayer el arqueólogo y profesor de Prehistoria de la UPV/EHU, Álvaro Arrizabalaga, que dirige las investigaciones desde 1996.
Durante la visita a Lezetxiki, en la que participaron miembros de la Corporación local, Arrizabalaga indicó que calculan que los sedimentos en los que trabajan actualmente tienen una antigüedad de entre “180.000 y 200.000 años (Paleolítico inferior)”, aunque precisó que una vez de realizar la datación “podría confirmarse que fueran, incluso, más antiguos”.
Dos dientes neandertales, fósiles de osos de las cavernas, bisontes, cabras montesas, los restos de un macaco de berbería, uno de los últimos monos que habitaron en Europa, y un ratón de abedul (Sicista betulina) son ejemplos de la nutrida lista de hallazgos que avalan la importancia del yacimiento arrasatearra, que continúa a día de hoy sin contar con la protección legal que brinda la Ley de Patrimonio Cultural vigente desde 1990; una petición que se ha cursado en diversas ocasiones desde 1991.
Arrizabalaga detalló, asimismo, que desde 2012 las excavaciones han entrado “en unos niveles muy bien conservados”. “Se ha intensificado la presencia humana; cada vez se nota una actividad más intensa de los seres humanos, que cazan y vienen con las presas a la cueva para consumirlas; hay huesos que aparecen quemados...”, comentaba el experto arqueólogo.
buena experiencia Desde el 30 de junio y hasta mañana, 19 jóvenes se adentran en las entrañas de Lezetxiki en busca de indicios que arrojen luz sobre nuestros antepasados. Son estudiantes (algunos de máster y doctorado) de geología, arqueología e historia. El salmantino Alejandro Prieto repite la experiencia. Con la de este año ya son seis las ediciones que se ha sumado al equipo que capitanea Arrizabalaga en la gruta arrasatearra.
Un año menos que su compañero lleva tomando parte Eder Domínguez, de Uribe Kosta, en la cita anual con Lezetxiki. “Es un yacimiento importante y nos brinda la oportunidad de excavar en una cronología que estamos trabajando en el doctorado -ambos se están especializando en Prehistoria-. El ambiente, además, es bueno y el entorno natural solo mejorable si no estuviera el TAV”, manifestó Domínguez, mientras el abulense, Javier Somoza, que está terminando el Grado en Historia, afirmaba “estar contento” con su primera aventura en la cueva del barrio de Garagartza.
A Lezetxiki le queda cuerda de momento. “Sabemos que por debajo del nivel en el que estamos trabajando hay como mínimo un metro, lo que significa que tenemos dos años más como poco de campañas, dependiendo siempre de la densidad de esos niveles que condicionará el ritmo de trabajo”, sentenció Arrizabalaga.