El año pasado por estas fechas había 11.000 metros cuadrados de piedras sobre la arena de Ondarreta; este año, son 3.800 metros cuadrados. Gracias a los fuertes oleajes de este invierno, que han movido más arena de la zona este hacia el oeste de la playa, el punto de partida para evitar la aparición de las molestas rocas en verano es mejor, aunque el problema sigue estando ahí. La solución adoptada por el Ayuntamiento ha sido, igual que el año pasado, mover 18.000 metros cúbicos de arena del Pico del Loro hasta el Tenis.
Tras la monitorización de la playa durante todo un año gracias a las cámaras instaladas en Igeldo, el responsable de investigación marina de Azti-Tecnalia, Pedro Liria, explicó ayer que el año pasado se confirmó que estos movimientos de arena de este a oeste son efectivos para reducir y retrasar la aparición de las piedras: fue en septiembre cuando más había y sin los aportes de arena, habría sido en julio y agosto. Aunque el año pasado se realizaron dos traslados, dado que la situación este año es mejor, se prevé que con el que se hizo a finales de mayo será suficiente.
Liria explicó que lo normal en invierno es que la arena se mueva de la parte alta a la parte baja de la playa; en verano, el fenómeno es inverso. Además, en Ondarreta hay otro movimiento de arena de este a oeste en invierno y de oeste a este en verano. Estos movimientos explican por qué las piedras afloran los meses de verano, cuando la arena que las cubre empieza a desplazarse hacia el Pico del Loro.
Las medidas aconsejadas por Azti-Tecnalia que está siguiendo el Ayuntamiento se limitan a reforzar esos movimientos naturales. Liria afirmó que es recomendable agotar esta vía antes de emprender medidas más agresivas que puedan afectar al conjunto de la bahía, que serían más caras y permanentes. Se refería a la opción planteada por Aranzadi, que el año pasado concluyó que el 90% de las piedras eran escombros y recomendó eliminarlos directamente.
En opinión de Liria, eliminar 20.000 metros cuadrados de material (escombros y piedras) podría alterar el estado de la bahía y habría que rellenar el volumen que dejaran libre con más arena externa. El especialista de Azti reiteró lo que decía un informe en 2004, que corroboró que la bahía es un sistema cerrado del que ni entra ni sale arena. Incidió en que el sistema funciona bien, a pesar del problema de las piedras, por lo que recomendó no alterarlo.
Por eso, la concejala Nora Galparsoro explicó que el Ayuntamiento seguirá apostando por medidas menos agresivas como las que plantea Azti-Tecnalia. De todos modos, Galparsoro explicó que en la limpieza diaria de las playas también se retiran los escombros que van aflorando a la superficie.
fijar la zona seca Liria explicó que hasta hace algunos años se tendía a aportar más arena en la zona alta de Ondarreta, con el objetivo de fijar esa zona seca. Explicó que eso ha podido influir en la aparición de más piedras en los últimos años, porque al fijarla, no se permitía que durante el invierno la arena de la zona alta bajara hacia la orilla.
De momento, Galparsoro confirmó que mantendrán el convenio con Azti-Tecnalia para prolongar la monitorización de Ondarreta al menos un año más. El objetivo es completar al menos dos ciclos enteros para poder hacer comparaciones y comprender mejor el funcionamiento de la playa.