Donostia. El Patronato de la Fundación Kutxa decidió ayer seguir trabajando para buscar un "posible convenio de colaboración entre la sociedad Kursaal y Kutxa relativa al uso por la primera de la Sala Kubo" con el fin de que ambas entidades colaboren en el desarrollo "del potencial de captación de congresos en la ciudad de Donostia" por parte del palacio de convenciones.

En su reunión ordinaria de ayer, los patronos de la Fundación Kutxa no adoptaron una decisión "que pueda entenderse como definitiva", aunque sí manifestaron su deseo de dirigirse "con carácter inmediato a la sociedad Kursaal a fin de buscar un acuerdo satisfactorio para las dos partes, abierto a contemplar todas las posibilidades", según una nota emitida por la entidad.

Por ahora, pues, la Fundación Kutxa no respondió a la petición emitida desde el Ayuntamiento de Donostia, que ha urgido a la entidad de ahorro a que permita las obras previstas bajo el edifico, que conectarían los espacio del Kursaal con la sala Kubo, de modo que se ofreciera la posibilidad de albergar congresos de mayor tamaño. De hecho, fuentes municipales recuerdan que la actual capacidad del Kursaal obliga a rechazar una media de cinco congresos de grandes dimensiones cada año. Los balances de actividades del palacio de convenciones evidencian que contar con salas de mayores dimensiones permitiría obtener un mayor rendimiento económico a la infraestructura.

El Ayuntamiento aprobó recientemente en Pleno pedir a Kutxa que "agilice" los trámites para permitir la proyectada ampliación interior del Kursaal. Hasta el momento, Kutxa ha considerado que la obra propuesta para conectar la sala Kubo, de su propiedad, podría hacerle perder su actual carácter, ya que en la actualidad ofrece la seguridad suficiente para incluir exposiciones con piezas de gran valor y si estuviese conectada a otros espacios podría perderla. De cualquier modo, según la nota emitida ayer, parece que existe un camino de entendimiento entre ambas entidades.

El proyecto de ampliación del Kursaal barajó en primer lugar una obra bajo el paseo de la Zurriola, aumentando también el edificio que alberga actualmente las oficinas. La idea, que tuvo que recibir autorización de Costas, fue descartada con la llegada de la crisis económica y se modificó por otra, más sencilla, que se debate en la actualidad.