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40 goteras en San Telmo antes de abrir

El ayuntamiento opta por no pagar la ruidosa tarima y constata un alto consumo energético del edificio

40 goteras en San Telmo antes de abrirRuben Plaza

LA entrada de agua por distintos lugares de la nueva zona del museo de San Telmo que, junto con otros fallos técnicos, ha llevado al Ayuntamiento de Donostia a abrir un expediente a arquitectos y constructores del edificio por "deficiencias graves", no es el único problema que aqueja al edificio, que abrió sus puertas al público en marzo de 2011. Ya antes de la inauguración de la nueva construcción, entre septiembre y noviembre de 2010, los técnicos municipales detectaron una cuarentena de goteras, filtraciones y entradas de agua en distintos lugares, según consta en los informes recopilados ahora para abrir un expediente solidario al equipo de arquitectos Nieto y Sobejano y a la Unión Temporal de Empresa (UTE) San Telmo, integrada por Moyúa y Amenabar. En virtud de este expediente, el Ayuntamiento ha retenido 859.459 euros por las fianzas de una decena de contratos con ambas empresas.

En los distintos puntos por los que se filtraba el agua antes de la inauguración del edificio se han ido aplicando desde hace dos años medidas correctoras, como el sellado de las uniones, el repaso a las impermeabilizaciones, la colocación de telas de PVC, la colocación de gomas en puertas y ventanas y otras reparaciones que, sin embargo, no dieron por concluido el problema, como se ha podido ver recientemente, cuando la sala dedicada a la industrialización ha tenido que permanecer cerrada más de una semana a causa de las goteras.

Pero el agua, aunque más llamativa y molesta para el funcionamiento del edificio cultural, no es el único problema técnico que afecta a la nueva edificación.

En los últimos dos años, tanto los técnicos del Ayuntamiento, que han supervisado la obra, como los propios trabajadores de San Telmo, que están a diario en él, han mantenido un continuo intercambio de información y contacto con la constructora. El Consistorio, ahora gobernado por Bildu, ha reclamado que se subsanen los distintos fallos a los responsables de la construcción, pero en las cuestiones más llamativas, las empresas consideran que no tienen responsabilidad. Por esta razón, el Ayuntamiento ha optado por abrir un expediente de responsabilidad contractual a arquitectos y constructores, de modo que ambas empresas puedan responder oficialmente. Posteriormente, el Ayuntamiento emitirá un informe en el que expresará su opinión sobre la responsabilidad de los desperfectos. Asimismo, realizará los arreglos necesarios con cargo al presupuesto municipal y cobrará a los responsables, según anunció a este diario la concejala Nora Galparsoro, quien achacó la apertura del museo en malas condiciones a "una decisión política" del anterior gobierno, liderado por el socialista Odón Elorza. La cuestión, como sucede en muchas obras, terminará probablemente en los tribunales.

El último informe elaborado el pasado mes de abril por los técnicos del Ayuntamiento concreta los múltiples fallos que persisten aún en el nuevo edificio y recuerda que en la certificación final emitida por la dirección de obra "se han excluido una serie de unidades de obra, ya que su ejecución ha sido incorrecta" y no han sido abonadas.

La ruidosa tarima es una de las partes de la obra no abonada. Recientemente, se ha inyectado en algunos puntos una espuma con el fin de suavizar el impacto sonoro, pero el ruido no ha desaparecido. Aunque se barajó pedir a la constructora que retirara este suelo de madera, finalmente se optó por desechar esta solución por "exagerada", aunque los responsables técnicos consideran que esta opción obliga a "aceptar una tarima de calidad inferior a la que se debiera". Sí se pidió, en cambio, sustituir la del salón de actos y el llamado laboratorio de fotografía para volver a colocarla en condiciones.

Otra de las unidades de obra que el Ayuntamiento ha optado por no pagar es la que hace referencia al terrazo continuo de la entrada, donde las manchas dejadas por los paneles de las primeras exposiciones temporales no se quitan, del mismo modo que permanecen las marcas provocadas por las goteras, imposibles de limpiar.

"Desesperación" En los múltiples correos intercambiados entre responsables de la obra y técnicos del museo, alguno de los trabajadores ha llegado a reconocer la "desesperación" que sufren ante la falta de soluciones a los problemas en los últimos dos años.

Además de las molestas goteras y filtraciones, la obra ha presentado otros problemas menores, pero también fastidiosos, como el mal funcionamiento de las puertas, la incorrecta regulación de los grifos, así como fallos en las carpinterías y herrajes.

Hace un año, es decir, un año después de que el renovado museo hubiese abierto sus puertas, la situación del edificio estaba aún inacabada. Un informe de abril de 2012 explica que el edificio entregado no disponía de licencia de actividad, la instalación eléctrica y la antiincendios no estaban legalizadas y carecía de suministro de socorro. En la mencionada fecha, los ascensores funcionaban pero aún tenían su legalización condicionada a la corrección de defectos que, a pesar de ser menores, tenían que ser subsanados.

alto consumo energético También se detectaron hace un año problemas con la climatización y se encargó una revisión completa de la instalación. Además, el edificio presentaba unos "altos consumos energéticos", según señalaba un informe elaborado por el propio museo, que solicitó al Departamento de Medio Ambiente del Ayuntamiento una auditoría de los consumos "para mejorar el rendimiento de las instalaciones".

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