lazkao. ¿Es usted creyente desde niño?

Sí, desde mi niñez. Aunque, como casi todo el mundo, he pasado por distintas etapas, de mayor o menor cercanía a Dios.

¿Cómo recuerda su relación con la religión durante su infancia y juventud?

Fui pasando de una fe transmitida por mis padres a una fe meditada y acogida por decisión personal. Fue una transición lenta y progresiva, en la que para mí fueron muy importantes las referencias que encontré en otros jóvenes de la parroquia de El Salvador de Zumarraga.

¿Qué estudió antes de tomar el camino del sacerdocio?

Estudié REM, que equivalía al antiguo BUP y COU, y después hice la selectividad.

¿Cuándo decidió ser sacerdote?

Con 19 años. Después de terminar los estudios. No es fácil de explicar, pero sentía que Dios me pedía dejarlo todo para seguirle como sacerdote.

¿Le costó tomar la decisión?

Al principio me costó bastante aceptarlo, pues suponía romper con todos los planes hechos hasta entonces, y eso no era nada fácil. Pero con el paso del tiempo entendí que responder a la llamada de Dios era lo que realmente me iba a hacer feliz.

¿Qué le dijeron los familiares y amigos?

La verdad es que a nadie le extrañó demasiado. Evidentemente, algunos lo encajaron mejor que otros. Pero todos respetaron mi decisión.

¿A qué seminario fue?

Estudié en el seminario de Toledo, pues allí tenía amigos seminaristas. Los seis años que pasé allí los recuerdo con mucho cariño. Fue una etapa muy feliz de mi vida.

¿Dónde se ordenó sacerdote?

Me ordené como sacerdote el 10 de octubre de 2004 en la catedral de Pamplona.

¿En qué localidades ha trabajado desde entonces?

Mis primeros seis años como sacerdote los pasé en Navarra. Allí di mis primeros pasos. Estuve cuatro años en Zugarramurdi, Urdazubi, Erratzu, Amaiur y Arizkun (valle del Baztan) y dos años en Olazti y Ziordia. Después de bastante tiempo fuera de Gipuzkoa, volví hace dos años: he estado en Arrasate hasta que me han destinado a Lazkao y Ataun.

¿Qué pensó cuando le dijeron que tenía que trasladarse a Lazkao y Ataun?

Me acordé de la etapa de mi vida que pasé en el valle del Baztan. Fue una experiencia muy positiva y me ayudó mucho a crecer. Los pueblos no demasiado grandes tienen su encanto, ya que el trato con la gente es verdaderamente cercano y familiar.

En Lazkao y Ataun, ¿ha encontrado lo que esperaba?

La verdad es que en todos los destinos que he tenido he estado muy a gusto. ¿Por qué no lo iba a estar en dos localidades tan bonitas como Lazkao y Ataun?

¿Qué tal le han recibido los goierritarras?

Yo me he sentido muy bien acogido y respetado por todos todos los vecinos de la comarca.

Para un sacerdote, ¿el trabajo en los pueblos es muy diferente al de las grandes ciudades?

Considero que en las grandes ciudades el trabajo es más anónimo. En los pueblos es más fácil conocer a tus feligreses y recorrer con ellos el camino de la fe.

Usted conoce al obispo José Ignacio Munilla desde su etapa en la parroquia del El Salvador de Zumarraga. ¿Qué opina acerca de su trabajo y del rechazo que provocó su nombramiento en un sector importante de la Iglesia guipuzcoana?

Me parece que todos hemos recibido una lección importante con la elección del papa Francisco, que debemos de aplicar a nuestro obispo diocesano. Creo que a la hora de acoger a la jerarquía de la Iglesia, lo importante no son los nombres propios, sino lo que representan.

Ha mencionado al papa Francisco, ¿qué opina de él?

Para mí su nombramiento ha sido una verdadera sorpresa. La verdad es que no le conocía ni de oídas. Pero considero que es un cambio muy importante en el seno de la Iglesia. Sobre todo si tenemos en cuenta que es un Papa del continente americano, donde los católicos son mayoría.

Hay muy pocos sacerdote jóvenes, ¿a qué cree que se debe?

El materialismo se ha convertido en el valor supremo de nuestra sociedad y ha provocado que los jóvenes dejemos de lado nuestra fe. Sin embargo, en otros países donde se vive una fe profunda, hay muchas vocaciones sacerdotales y religiosas.