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Un total de 36 asociaciones participan en el Donostitruk solidario de la plaza Easo

El de ayer fue el último mercadillo de segunda mano del añoLas ONGs aprovechan esta ocasión para recaudar dinero para sus proyectos

Un total de 36 asociaciones participan en el Donostitruk solidario de la plaza EasoIker Azurmendi

Donostia. Un total de 36 asociaciones tomaron parte ayer por la mañana en una edición especial del mercadillo de segunda mano Donostitruk. La de ayer fue una jornada solidaria en la que las organizaciones de tipo solidario fueron las protagonistas. Así lo explicó el colaborador de Donostitruk, Javier Tapiz, quien indicó que normalmente en este mercadillo, que se celebra los segundos sábados de cada mes, participan también personas individuales pero el de ayer era restringido para los grupos sin ánimo de lucro.

Tapiz expuso que durante el año se hacen tres mercadillos especiales; además del de ayer, se celebra uno especial de Carnaval en febrero y otro centrado en bicicletas que se lleva a cabo en junio. "Cada vez viene más gente", afirmó este responsable de Donostitruk.

A su vez, el joven explicó que hay dos maneras de participar en el mercadillo: se puede montar un tenderete y vender directamente a los interesados; o se puede dejar aquello que se desee vender en manos de los responsables del mercadillo, quienes se encargan de venderlo.

Sarai y Vanesa se encontraban en el puesto de Alboan vendiendo libros y chapas. Según estas, el material que pusieron a la venta procedía del Centro de Recursos de Materiales de la ONG, "es material que quizá estaba repetido", aclararon.

Como novedad, estas jóvenes abrieron un punto de bookcrossing en su stand, lo que permitió que todo el que quisiese se acercase con un libro propio y lo "liberase", al mismo tiempo que cogía uno de los del tenderete, sin coste alguno. El dinero recaudado, según indicaron, se destinará a un fondo común y a la "escalada bélica en la República Democrática del Congo".

La enfermera Débora Perea también colocó un puesto en la plaza Easo. Débora es madre de Nora, una niña con síndrome de Dravet, y se acercó hasta Amara Zaharra para recoger dinero para la Fundación Síndrome de Dravet. La mujer vendía juguetes de calidad que consiguió mediante donaciones de amigos y conocidos. La enfermera expuso que un buen día en este mercadillo puede obtenerse un beneficio de 400 euros. Aun no siendo mucho, a su juicio, "todo suma".

Al igual que en el caso de Alboan, el dinero se destinará a un fondo común que permite a la fundación, entre otras cosas, hacer test genéticos, de forma gratuita para los enfermos, que permiten la detección de esta enfermedad. Para Débora, que se lleven a cabo estas pruebas, que son muy caras, es fundamental para detectar el mal lo antes posible.