ESTAMOS en época de fiestas y no hay fiesta que se precie sin música. En Urola Garaia, hablar de fiestas y música es hablar de Jesús Aranburu Euskodisko. Este zumarragarra lleva 30 años pinchando: primero en bares y discotecas, después en bodas y ahora también en las plazas de los pueblos.
Aranburu recuerda que empezó en 1982, cuando se inauguró la discoteca Zodiak de Ezkio-Itsaso: solo tenía 16 años. "No sabía si era lo mío, pero desde entonces no he parado. He trabajado en el Slader de Legazpi, en el Erne de Oiartzun, en la estación de esquí de Panticosa, en Barcelona, en Huesca, en el Tiffany's de Zumarraga, en el Txitxarro de Itziar...".
En 1994 trabajó por primera vez en una boda. "Soy de los primeros que se dedicó a las bodas en Euskal Herria: una pareja se quedó sin orquesta en el último momento y me planté con dos giradiscos y 20 o 30 discos. Salió perfecto y llegué a la conclusión de que aquello tenía futuro".
Ahora la competencia es mucho mayor y el volumen de trabajo ha bajado. "Este año estoy notando mucho la crisis. Antes la gente no regateaba. Algunos ni siquiera preguntaban por el precio". Considera que no todo vale: "No he visto a nadie con un equipo como el mío. Además, hay que saber animar a la gente sin cargar y tener cierta cultura musical, pues en las bodas hay gente de todas las edades".
Tras 30 años trabajando conoce bien el ambiente de la noche y cree que ha cambiado mucho. "La mejor época fue la de los años 80. En Urretxu y Zumarraga teníamos tres discotecas y venía gente de Tolosa, Azkoitia, Beasain... Había ambiente hasta las 10 de la mañana. Era una cadena: poteo en Urretxu hasta las 2.00, después al Tiffany's hasta las 6.00 y luego al Zodiak a comer un pollo. El remate era el bar Txiki. Ahora los chavales de 14 a 17 años se meten en el garito con su Play Station y el ordenador. Deberíamos organizar fiestas para ellos. No cambio lo que hemos vivido nosotros por nada del mundo".
En cuanto a la música, también se queda con los 80. "Tengo los vinilos de aquella época guardados como una reliquia. La música disco de entonces era muy bonita. Por lo demás, me gusta todo menos el rock duro: Supertramp, Dire Straits, Nacha Pop, Patxi Saiz, Benito Lertxundi, Mikel Laboa...".
¿Y qué opina de la canción de boda por excelencia? ¿La Marcha nupcial? No, el pasodoble Paquito el Chocolatero. "Por mí no la pondría, pero es un clásico. Antes del enlace suelo reunirme con los novios y casi siempre sale el tema: unos me piden que no falte Paquito el Chocolatero y otros que no la ponga bajo ningún concepto. Yo les digo que es en balde censurarla, pues siempre hay un invitado que la pide".
Al hilo de todo esto, Jesús Aranburu Euskodisko dice que en su trabajo son más importantes los invitados que los novios: para que la fiesta sea todo un éxito es necesario que los primeros bailen y lo pasen de cine. "Algunos novios quieren encargarse de todo, pero les digo que estén tranquilos y dejen la música en mis manos. Hay parejas que me pasan una lista larguísima de canciones, pero el día del enlace son los menos preocupados por ese tema. En las bodas hay 200 invitados y hay que intentar satisfacer a todos. Si pusiésemos solo la música que gusta a los novios, nos cargaríamos la fiesta", concluye.