donostia. La suya es toda una vida dedicada al monte.
Tengo 63 años, me afilié con 20 al club y a los seis meses ya era directivo. Compartí ocho años con dos presidentes del club y después estuve otros ocho años libre, en los que colaboré con la federación vasca de montaña y aunque seguí colaborando con el club. En 1987, cuando lo dejó Sebas Alonso, fui elegido presidente.
¿Recuerda cómo se inició en el CVC?
Yo soy de los que se llaman hombres de club. Estuve en un par de clubs antes que en el CVC y, como siempre me había interesado el mundo de los clubs, me afilié a éste. Entonces, a los seis meses, el presidente que estaba entonces, Enrique Pérez-Sostoa, me preguntó si podía colaborar en su proyecto directivo. Y yo dije que sí. Luego estuve con el presidente Pedro Vignau. Y luego estuve otros ocho años en los que no hice nada, mientras estaba en la federación vasca con Paco Iriondo. Con él seguí aprendiendo, porque muchas de las prácticas que utilizaba, yo las puse en marcha en el club.
¿Cómo ha visto evolucionar al CVC en los 24 años en los que ha sido presidente?
Entonces, en 1987, ya era un club grande y estaba muy bien considerado. Yo entré de presidente sin conocer muy bien la historia, pero vi que el club tenía muchas carencias. Yo tenía mucha relación con el Club Atlético Francés y vi cosas allí que podían aplicarse aquí. Fuimos haciendo actividades que no se habían hecho antes y tuvieron gran aceptación. Y el club creció en afiliados y federados.
¿Cuánto ascendió?
Cuando nuestro equipo directivo cogió el club había 1.300 socios y 600 federados. Nos hemos ido con 4.069 socios y 2.000 federados. Cada vez fuimos haciendo más actividades. Cuando entré se hacían excursiones una vez al mes y ahora se hacen tres a la semana. Una de infantiles, otra de senderismo y otra de travesía. Y con el tema de la Capitalidad hemos hecho excursiones que han llenado hasta ocho autobuses. También es cierto que cada vez va más gente al monte. La montaña ha dejado de ser la conquista de lo inútil. Lo de crecer es importante, porque es una manera de que alguien te lo agradezca. No se reciben muchas felicitaciones, pero si los miembros van creciendo es porque la gente está a gusto.
Entonces, ¿la afición por la montaña se ha incrementado?
Sobre todo la gente joven. Este colectivo, no obstante, no va tanto a los clubes, porque le gusta más la aventura. Siempre considero que los jóvenes están cada vez mejor preparados técnicamente. Son más intrépidos que nuestra generación, quienes éramos más conservadores. Quizá porque no conocíamos tanto la montaña.
¿Qué opina de la relación entre la administración pública y la montaña?
Por un lado la promociona, pero yo soy muy crítico con la administración pública, porque si pueden rompen la montaña. Hay mucha agresión.
Ha trabajado mucho por el CVC.
En el club se dedica a organizar, promocionar y desarrollar el deporte. Pero también estamos vigilantes de lo que ocurre. Yo he tenido un buen equipo, pero yo he trabajado como un tonto. Por eso me hacen un homenaje, por haber pringado tanto. En los últimos diez años el club ha sido una obsesión. Y en los últimos dos años mi mujer me dijo que se tenía que acabar, porque en casa el monotema era siempre el club.
¿Qué pasó el día que nació su hijo, en 1973?
Es una cosa que mi mujer siempre me la echa en cara. Entonces, al igual que ahora, celebrábamos la Semana de la Montaña. Yo era uno de los responsables de todas las actividades, y en aquel entonces no había nadie para hacer las proyecciones. Entonces el día que nació mi hijo, me dije "pues si no hay nadie para las proyecciones, tendré que ir yo". Y dejé a mi mujer y a mi hijo recién nacido en la clínica. Ese detalle sentó muy mal a mi mujer (ríe). Tampoco les dejé mucho tiempo, fue muy poco tiempo. Además, mi mujer se encontraba acompañada por su madre. Es una crítica dura que ella me hace y siempre me lo recuerda. Eso refleja un poco el valor que he dado yo al club.
¿Un directivo de la federación vasca le dijo hace poco usted era "la leyenda de Jaizkibel"?
Nosotros hemos recuperado muchas rutas. Yo considero que la montaña es descubrimiento, exploración y aventura y en el País Vasco se puede hacer aventura. De lo que más me ocupé yo fue, en una época, de descubrir y explorar el litoral de Jaizkibel. Hace poco vino un hombre de la federación Aragonesa a un seminario que hubo aquí y me llamó "Alquézar, la leyenda de Jaizkibel". Yo dije que no era ninguna leyenda, aunque algunos me consideren así.
Dejó en marzo la presidencia. ¿Ha dado algún consejo a la directiva entrante?
Muchos consejos no les he dado. Solamente les he dicho una cosa: "Tenéis que buscar muchos colaboradores". Lo que sí voy a pedir es que a este grupo nuevo se les apoye como se nos han apoyado a nosotros. Además han sido unos valientes al coger la dirección, podían haber dicho que no.
¿Cómo ve el futuro del montañismo?
Muy bueno. Fantástico. Tanto para jóvenes como para gente veterana. En el caso de los jóvenes, porque la aventura para ellos es muy importante. Están muy bien preparados.