"mUCHOS oñatiarras se preguntarán qué tiene de extraordinario que un tal Francisco de Borja, conocido como Duke Santua, se alojara en la ermita de la Magdalena y, sobre todo, de qué personaje se trataba para que merezca la atención de la comunidad del barrio que lo alojó y de la villa de Oñati". Con estas palabras José Antonio Azpiazu y Jerardo Elortza invitan al lector a sumergirse en una historia que recuerda al personaje que "eligió esta capilla escapando de las grandezas mundanas de Carlos V y eclesiásticas del Papa, que quería hacerle cardenal, para su retiro y noviciado jesuítico".

San Frantzisko Borjakoa Oñatiko Madalena ermitan. San Francisco de Borja en la ermita de la Magdalena de Oñati (1551-1552) es el título del pequeño libro que ha escrito Azpiazu, y de cuya traducción al euskera se ha encargado el propio Elortza. Ambos han asumido con "mucho gusto" el proyecto auspiciado y financiado por los vecinos de los barrios de Santxolopeztegi y Garibai, que han querido aprovechar la celebración del quinto centenario del nacimiento de San Francisco de Borja para recordar su estancia en la coqueta iglesia de la Magdalena.

"Nuestra intención no ha sido hacer un libro grande sino un sencillo texto, fácil de leer", explicó ayer el historiador Azpiazu, mientras desgranaba este relato para cuya puesta de largo se escogió una jornada muy especial: el día de Santa María Magdalena (el barrio oñatiarra festeja desde hoy sus fiestas).

Nacido en Gandía (Valencia), Francisco de Borja fue el cuarto duque de Gandía, primer marqués de Lombay, ex-virrey de Cataluña y favorito del emperador Carlos V, el monarca más poderoso de su tiempo. "La elección de Oñati -permaneció aquí desde el 8 de abril de 1551 al 29 de marzo de 1553- para que éste preparara su ordenación sacerdotal fue motivada, en buena medida, por la situación de la villa. Él había venido a esconderse en las montañas vascas. Los jesuitas ya disponían de una espléndida casa en el centro de la villa, cerca de la parroquia y de la universidad, la de los Araoz, pero a Borja le pareció demasiado lujosa y poco apropiada para sus propósitos. Buscaba un lugar más humilde y todavía más retirado", reza el libreto.

Fotografías de la citada ermita, de su fuente interior, del cuadro de San Francisco adorando el Sacramento o una instantánea tomada en 1932 a los alumnos de la escuela del barrio y vecinos, entre otras muchas curiosidades, dan contenido a este trabajo del que se han editado 500 ejemplares que pueden adquirirse en la oficina de Turismo y en la Txokolateixia (tres euros). De este quinto centenario también se ha echo eco la asociación de numismática y filatélica de Oñati que ha sacado un sello conmemorativo de la efemérides.