El entorno del cerro de San Bartolomé vivirá inmerso en obras a partir de mayo. Serán, según el propio Ayuntamiento ha estimado, unos ocho años de labores para reconstruir esta zona de Amara Zaharra: derruir 172 viviendas, realojar a 160 familias que serán desalojadas y levantar, en este céntrico pero degradado espacio de Donostia, 534 viviendas de venta libre -con sus respectivas plazas de garaje-, y otros 1.100 aparcamientos privados.
Será una reconstrucción total que afectará a viviendas en muy mal estado y a otras en perfectas condiciones y excelente ubicación, como es el caso de las afectadas en la calle y la plaza Easo. Por allí se creará una entrada a la urbanización, más ancha y mejor comunicada.
La calle Larramendi se abrirá paso hacia el interior de Amara Zaharra a costa de derribar los números 22 de la calle Easo y 1 de la misma plaza. También será necesario rehacer el número 2 de dicha plaza para que tenga la orientación adecuada y se adapte a la nueva vía.
nueva vía con 6% de pendiente Esta entrada al barrio generará una vía que pasará a denominarse Larramendi Berria. Será el eje central de la nueva zona. Una referencia inevitable que separa las zonas alta, a la derecha de esta calle, y la baja del barrio, a la izquierda. Larramendi Berria llegará hasta el colegio Marianistas y tendrá una pendiente constante del 6% para salvar el desnivel existente entre la calle Easo y el citado centro escolar.
El ámbito de actuación en el cerro de San Bartolomé se divide en tres zonas. En primer lugar, el entorno de la calle y plaza Easo, donde se hayan las mejores viviendas; en segundo, la zona que comprende las calles Amara y Arroka, donde se hallan algunas de las más deterioradas; y, por último, la zona del Alto de San Bartolomé, donde se derribarán más viviendas y el cuartel de la Policía Nacional -esta actuación se producirá en una segunda fase, cuando se construya en la zona de Koipe (Aldunaene) el nuevo cuartel del cuerpo armado-.
Será en la zona alta de San Bartolomé donde se construirá el mayor número de viviendas, aprovechando, por supuesto, el gran espacio de la falda del cerro, plagado de huertas y monte en la actualidad.
Las obras darán comienzo a inicios de mayo con los primeros derribos. El primer edificio en caer será el número 10 de la calle Arroka -antigua fábrica de calzados Tello-. Para iniciar esta actuación ha sido necesario lograr un crédito de 100 millones de euros. Era la exigencia fijada por Kutxa para liderar esta importante operación en plena crisis.
Han hecho falta quince meses de negociaciones para implicar a nueve entidades financieras en este crédito. Los 100 millones, una cantidad enorme, se han requerido en previsión de que la promoción de estas viviendas no comenzará a generar ingresos hasta que se construyan y vendan los primeros pisos. Sabiendo, además, que las primeras 160 viviendas construidas serán para realojamientos y que, por tanto, no generarán ingresos para la promotora, San Bartolomé Muinoa, que cuenta con una participación del 37,15% del Ayuntamiento.
un proyecto ideado en 1988 La reforma de San Bartolomé comenzó a concebirse en 1988, con el inicio de los trabajos de redacción del Plan General de 1995 -está aún en vigor-, a punto de pasar a mejor vida con la próxima aprobación del nuevo PGOU, que el Ayuntamiento prevé para el mes de junio.
Han sido dos décadas de espera y muchos años de sufrimiento para los afectados. La actuación inicial preveía el derribo de todo el cerro y la construcción de más viviendas, pero los tribunales obligaron a reducir el espacio afectado para no tocar elementos del patrimonio histórico.
La actuación de San Bartolomé afecta al espacio comprendido entre las calles Amara y Aldapeta, por un lado, y el colegio Marianistas y la calle Easo, por otro. Un espacio de 53.500 metros cuadrados desaprovechado por zona de monte.
Destacarán, en la zona baja, a la izquierda de Larramendi Berria, la nueva plaza Arroka Berri -de la vieja calle Arroka sólo se salvarán el pequeño frontón y los números 1, 2 y 3-, donde ahora se ubica el número 12 de la calle Amara. Allí se ubicará un edificio de dotaciones municipales. Tras la plaza, se situarán unas 200 viviendas en las que se dará cabida a los realojos, en unos edificios dispuestos en forma de cuadrilátero, entre las calles Amara y Larramendi Berria.
galería comercial subterránea En el centro de estos, se ubicará una plaza interior y bajo la misma irá uno de los dos grandes parkings subterráneos de esta actuación. Tendrá 500 plazas y una galería comercial que también estará en el subsuelo. Se salvan del derribo, en este ámbito, los números 22 y 26 de la calle Amara y el frontón que se encuentra pegado a éste último portal, que dejará en el futuro de albergar a las familias de la Policía Nacional.
A la derecha de la calle Larramendi Berria, el monte se convertirá en urbanización. Allí se creará otra gran plaza interior en la que se exhibirán los restos arqueológicos hallados durante las obras de adecuación de la zona efectuadas años atrás en San Bartolomé.
En la zona alta, el colegio de la Compañía de María dejará de ser centro docente. Se mantendrá su estética exterior, pero albergará viviendas en tres de sus cuatro extremos y una residencia privada para estudiantes en el lateral que da hacia donde ahora se sitúan las huertas de las monjas. Allí se ubicará en el futuro el nuevo colegio religioso.
La reurbanización de San Bartolomé se completará con la construcción de otro gran parking subterráneo en el interior del cerro. Éste tendrá unas seis o siete plantas (600 plazas) y se accederá al mismo por la calle San Bartolomé, en la trasera de los juzgados.
La calle Larramendi se prolonga hacia el interior de Amara Zaharra, abriendo un nuevo paso. Para ello se echan abajo los edificios número 22 de la calle Easo y 1 de la plaza del mismo nombre (ambos en la imagen). Además, se derriba y se reconstruye el edificio número 2 de la plaza Easo para darle la orientación adecuada que se ajuste a la entrada de la calle Larramendi berria.