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Denuncian que las calles de Donostia se iluminan en exceso durante las noches

La asociación contra la contaminación lumínica critica la "falta de voluntad de las autoridades"

Denuncian que las calles de Donostia se iluminan en exceso durante las noches

Donostia. Las calles de Donostia se iluminan en exceso durante las noches, se utilizan potencias demasiado altas, se emite demasiada energía sucia al espacio y se derrochan recursos económicos. Ésa es la lectura que realiza la Asociación Contra la Contaminación Lumínica de Donostia (Cel Fost), que opina que esta situación se debe a la "falta de voluntad de las autoridades".

Esta agrupación sostiene que este exceso de alumbrado se debe a "un problema cultural que se remonta tres décadas, periodo en el que las ciudades comenzaron a llenarse de farolas y alumbrados "innecesarios". La clave estriba, tal y como explica el portavoz de la agrupación, Juan Alduncin, "en no mezclar los conceptos de luz y seguridad porque demasiada luz no siempre significa más seguridad". Como informa la Asociación Contra la Contaminación Lumínica existen recomendaciones internacionales que marcan cuánta luz necesita cada tipo de vía y todo lo que se exceda de esos parámetros "debería ser eliminado".

Demasiada luz "Siempre hay excepciones y algunos rincones mal iluminados, pero Donostia, en su conjunto, hace un consumo excesivo de luz", sostiene la asociación. Pone como ejemplo la avenida de la Libertad, "donde bastaría con iluminar con una octava parte de luminarias", la plaza Europa y la paloma de la Paz, "que muchos días continúa iluminada a las 5.00 horas".

Cel Fost también cita otros edificios como la casa consistorial, la iglesia de Zorroaga, la catedral del Buen Pastor, la sede de la Diputación o el teatro Victoria Eugenia, donde se han instalado "demasiados focos de luz". Alduncin señala que muchas de las bombillas están mal instaladas, ya que enfocan la fachada de abajo hacia arriba, "pero por encima de los edificios, y se desperdicia".

Todo este "alumbrado descontrolado" genera repercusiones medioambientales, ya que como informa Anduncin, en muchas ocasiones suele haber un resplandor anaranjado sobre las ciudades que impide a los observadores ver más del 10% de las estrellas.

Además, continúa, los ecosistemas están acostumbrados a recibir menos luz durante la noche "y cada vez tienen menos oscuridad". "Lo mismo ocurre con nuestro cuerpo porque la melanina, la hormona que regula el sueño y la vigilia, responde a la oscuridad y cada vez tenemos más luz", añade el portavoz.

Tanto la Asociación Contra la Contaminación Lumínica como la Sociedad de Ciencias Aranzadi han trasladado estas informaciones a las instituciones de Donostia planteándoles soluciones concretas. Según informa Alduncin, "poco a poco" se están acometiendo mejoras, pero "todavía queda mucho por hacer".

Para Cel Fost, la clave está en utilizar la luz "con sentido", es decir, "hacer uso de potencias más bajas, cuidar los horarios y concienciar a la sociedad de la necesidad de hacer un consumo más sostenible".