Durante casi doce años, Víctor Ortega ha llenado de vida el barrio Artia de Irun. En su frutería Deperita siempre reinaba el buen humor que le caracteriza, lo que le sirvió para convertir a muchos de sus clientes en amigos.
Pero la buena sintonía con el vecindario no siempre se tradujo en números. Con el paso del tiempo, mantener a flote el negocio resultaba cada vez más complicado. “Después de la pandemia el flujo de gente ha bajado mucho, no sé por qué. El cliente habitual seguía viniendo, pero luego también cuentas con la gente que pasa, para y entra, y eso había bajado”, cuenta. Ese descenso en el movimiento terminó afectando también a sus ideas novedosas, que no terminaban de cuajar: “Por ejemplo, la fruta cortada, el yogur con frutas y esas cosas, no tenían mucha salida”.
Aunque la decisión no resultó sencilla, puesto que en Artia se encontraba “muy a gusto”, finalmente decidió cerrar una etapa y abrir otra. Así, hace apenas una semana, Deperita ha comenzado una nueva andadura en la céntrica calle Juan Arana de Irun.
Nueva ubicación, misma esencia
En su nueva ubicación Deperita conserva su esencia: fruta fresca comprada y trabajada al día, sin cámaras ni almacenaje, buscando siempre la mejor relación calidad-precio. La oferta incluye frutos secos a granel, legumbres de origen nacional, productos ecológicos, como bebidas vegetales, leche y otros alimentos, quesos, embutidos y conservas.
También hay espacio para las cervezas artesanales, con referencias locales como las de Mikel Llucía, productor irundarra que acaba de lanzar su marca Versum. Aunque la demanda de este tipo de bebidas ha bajado en los últimos años, en Deperita apuestan por recuperar una oferta amplia y atractiva. “Traigo este tipo de productos porque a mí me encantan las cervezas artesanales. Es algo que también ha dejado de tener tanta demanda, pero mi idea es volver a ofrecer una variedad grande”.
Ortega mantiene asimismo las cajas saludables, que se pueden encargar llamando, mandando un WhatsApp o en IrunMarket. “Puedes dejar que yo seleccione lo mejor del día o lo que esté de temporada, o pedirme exactamente lo que quieras”, explica.
Ramos de fruta y embutido
A todo esto se suma la creatividad de Patricia, responsable de elaborar originales ramos de fruta bañados en chocolate belga, completamente personalizables. “Hace poco decoré con fruta unos muñecos de boda”, cuenta. Y no solo eso: también han creado el ‘Birramo’, un ramo de embutido que suele ir acompañado de cerveza o vino. “Son detalles que a la gente le hacen ilusión”, confiesan.
Para quienes buscan algo fresco y rápido, en la nueva Deperita también se pueden encontrar boles de fruta cortada, yogur con fruta, açai, batidos y otras opciones listas para llevar. “Es algo que tendremos siempre, salvo que se agote el producto, claro. Pero cualquiera que venga puede pedirlo y, si no está hecho, se lo preparamos al momento. Para el invierno quizá pensemos en otros formatos”, adelanta Ortega.
En cuanto al horario, por ahora es de lunes a viernes, de 8.30 a 14.00 y de 16.30 a 20.00, y los sábados de 8.30 a 13.30.
Más movimiento
La nueva ubicación les ofrece muchas más posibilidades. “Aquí hay mucho movimiento, yo me he sorprendido. Me dicen incluso que comparado con el paseo Colón no tiene nada que envidiar, que por aquí también hay mucho paso de gente, y es lo que estamos comprobando”.
Además, destaca la cálida acogida que han recibido desde el primer día. “Está viniendo bastante gente. Además, tengo mucha relación con otros comerciantes, como Ander, de Joyería Lucca, Yon, de la heladería Yon Gallardo, y Mikel, de Marrubi. Ahora estamos todos muy cerca”, dice.
Una década de historia
La historia de Deperita comenzó hace ya doce años, cuando Ortega se quedó en el paro. “En Artia no había una frutería, siempre la habíamos echado de menos, así que nos animamos y la montamos. Empezamos en un local y luego nos cambiamos al contiguo, un poco más grande, que nos permitió poner más cosas”, recuerda.
El nombre del negocio tiene un origen curioso: en su anterior trabajo, relacionado con el mundo de los toldos, cuando algo quedaba especialmente bien, solían decir: “esto ha quedado deperita”.
Tras más de una década, reconoce que dejar el barrio le resultó difícil: “Hemos estado muy a gusto. Éramos conocidos y queridos y eso era algo recíproco. Es un barrio que me ha dado mucha pena dejar, porque al final creas muchos vínculos y amistades”.
No obstante, ahora quiere centrarse en lanzar su nuevo negocio. “Lo que espero es trabajar bien, poco a poco, y conseguir la confianza de la gente. Y, si es posible, hacer cada vez más cosas”.
Planes de futuro
De cara al futuro, Ortega ya piensa en cómo sacar el máximo partido a su nuevo espacio. El local cuenta con un segundo piso que le gustaría destinar a talleres, coloquios y otras actividades abiertas al público. Además, reconoce que el hecho de que la calle Juan Arana sea peatonal ofrece muchas posibilidades para dinamizar el barrio. “Aquí se podrían organizar muchas actividades… ¡hasta poner unos DJs, si el Ayuntamiento nos lo permite! La idea es ir haciendo cosas poco a poco”, apunta con entusiasmo.