“El triatlón me enseñó lo que es la vida. En el deporte pasan las cosas de la vida antes y de manera más bestia”. Con esta rotundidad en sus palabras habla Zuriñe Rodríguez de lo que ha supuesto siempre el triatlón para ella. Ganó una medalla de bronce en el Campeonato Mundial por Relevos de 2006. Participó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, ocupando el 44º lugar en la prueba femenina.
Y ha sido, incluso, 14 veces campeona de España en triatlón, un deporte que siempre le ha ocupado y preocupado. En la actualidad, está dedicada a su trabajo como entrenadora deportiva y, especialmente, a la maternidad asegurando con humor que su deporte favorito es “pasar horas en el parque”. Aun así, continúa practicando deporte y, ahora, se prepara para su primera maratón que llegará en escasos meses, en diciembre.
Se trasladó a vivir a Madrid a la edad de 18 años para dedicarse profesionalmente al deporte de alta competición
Natural de Barakaldo, esta deportista se trasladó a vivir a Madrid a la edad de 18 años para dedicarse profesionalmente al deporte de alta competición y estudiar una Licenciatura en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. En todos sus años de carrera deportiva, se ha mantenido activa, siempre realizando distintas actividades físicas en su día a día, y ha competido en más de 100 pruebas a nivel internacional e incluso en los Juegos Olímpicos.
“De mi carrera deportiva destacaría todos y cada uno de los premios que he ganado, las victorias pero también las derrotas. Todas las competiciones me han hecho ser quien soy. Y no soy de las personas que piensen que de los errores se aprende, pero algunas carreras han sido muy importantes independientemente del resultado; como por ejemplo ir a los JJ.OO. de Londres en 2012. O incluso podría destacar el primer triatlón que hice allá por 1999”, rememora.
“Si pongo en una balanza todo, sin ninguna duda el triatlón me ha aportado más cosas positivas que negativas"
“Si pongo en una balanza todo, sin ninguna duda el triatlón me ha aportado más cosas positivas que negativas. Me aportaba muchísimas cosas... Las amistades, desde toda la gente que conocí, como los amigos que me quedan de él; viajar, las competiciones eran cada día en un continente, hemos recorrido todo el mundo y eso ha sido muy enriquecedor; el aprender a ganar y a perder, es decir, saber encajar lo que sucedía independiente del estado de forma; las enseñanzas psicológicas, ya que siempre he pensado que era más fuerte de cabeza que físicamente y eso lo aprendí con el triatlón... Al final el triatlón me enseñó lo que es la vida”, añade satisfecha por su pasado y presente.
Todo comenzó a los 12 años gracias a una de sus amigas de infancia, Irune. “Su madre vio un cartel en la piscina y nos apuntaron a las dos. Los entrenadores de natación hacían triatlón y de verles en alguna carrera me enamoré del deporte. Esto ocurrió sobre el año 1995, pero hasta 4 años más tarde no convencí a mis padres para hacer triatlón, a mí madre le daba miedo que fuera en bici por la carretera y tras ganar una apuesta con mi ama, pude hacer uno. Fui tan feliz mientras corría el triatlón que ya nunca lo dejé; el año pasado llegué a competir de nuevo”, explica.
“Mi vida ha cambiado mucho desde que soy madre"
¿Cómo es su carrera deportiva en la actualidad?
En la actualidad, define su vida como “una vida muy normal”. “Mi vida ha cambiado mucho desde que soy madre. Me cuesta, incluso a mí, entender cómo con lo hiperactiva que he sido siempre, a día de hoy me cueste motivarme para moverme. Antes mis planes siempre se basaban en hacer algo físico, como patinar, escalar, correr, nadar o andar en bici... Todo era poco. Ahora sigue siendo muy importante, por los valores, por lo bien que te sientes después de moverte por la dopamina. Pero tengo que programarlo para hacerlo, antes mi vida era movimiento desde que me levantaba”, concluye esta deportista.