A nadie se le escapa que lo de cumplir 40 años es una fecha especial. La gente hace un viaje con su cuadrilla, una fiesta con la familia o una cena especial. Pues bien, Mark Zuckerberg decidió celebrarlo a su manera. El pasado 14 de mayo el director ejecutivo y presidente de Meta (engloba a Instagram, WhatsApp, Facebook y Messenger) se gastó 330 millones de euros en un yate de lujo para celebrar su cuarta década de exitosa vida.
Ese tesoro flotante, bautizado como Launchpad, tiene 119 metros de eslora, una capacidad para 24 invitados y una tripulación formada por 48 personas. Zuckerberg se lo ha comprado a un oligarca ruso que ha decidido desprenderse de él porque la embarcación tenía prohibido atracar en puertos europeos a raíz de la vinculación del milmillonario ruso con la guerra de Ucrania.
Se comenta que este aliado de Putin (71) podría ser Vladimir Potanin (63), fundador de Oneximbank, y que está considerado como el oligarca más rico de todos.
El yate en cuestión ocupa el puesto número 45 entre las embarcaciones más grandes a nivel mundial. Si estás pensando en hacerte con uno parecido… sería conveniente tener en cuenta que solo el mantenimiento de la embarcación se estima en unos 30 millones de dólares al año.
Algo que, sin duda, es una cantidad insignificante para Mark, que ya sabe lo que es tener un yate, en este caso de 67 metros de eslora llamado Wingman que servirá de apoyo al otro ya que en él se guardan los caprichos acuáticos de la familia como motos de agua, toboganes, un submarino o flyboards.
Una historia única
Pero volvamos al principio. La historia de este cuarentañero es una de las más famosas del planeta, y lo cierto es que hay muchos rasgos que la hacen completamente única, ya que creó un imperio a partir de una buena idea no exenta de polémica.
Mark Zuckerberg nació el 14 de mayo de 1984 en White Plains, Nueva York. Desde una edad temprana mostró interés y habilidad en la programación informática. Tal fue el caso que a los 12 años de edad creó un programa de mensajería instantánea llamado ZuckNet para comunicarse con su padre. Después de graduarse de la escuela secundaria, Zuckerberg asistió a la Universidad de Harvard en 2002.
Durante su estancia, y con polémica acompañada, destacó como programador y desarrollador de software. Fue en su segundo año cuando, junto con sus compañeros Eduardo Saverin, Andrew McCollum, Dustin Moskovitz y Chris Hughes, creó un sitio web llamado Facemash.
Había nacido la criatura que cambiaría el mundo…. Y la vida de su creador. Su idea era tejer una red que conectara entre ellos a los distintos estudiantes de la universidad.
Pronto, aquello se quedó pequeño y sus creadores comenzaron a vislumbrar el potencial de aquel pequeño monstruo. La web se expandió rápidamente mucho más allá del campus, convirtiéndose en una de las redes sociales con mayor índice de usuarios y popularidad de todo el mundo.
Una red que se multiplicó
Nadie fue capaz de vaticinar la vertiginosa expansión de Facebook, ni siquiera el mismo Zuckerberg, que visto lo visto, decidió centrarse completamente en ella y dejar la escuela en su segundo año.
Con el tiempo, Facebook se convirtió en la red social más grande y popular del mundo. En 2012, Facebook (ahora Meta) entró a la Bolsa de Valores de Nueva York, y Zuckerberg se convirtió en uno de los multimillonarios más jóvenes del mundo. Actualmente es dueño de otras redes sociales como Instagram, WhatsApp y Threads.
Su novia de toda la vida
De todas formas, su paso por Harvard no solo le valió para gestar su triunfo en los negocios, sino también para conocer a la que es su compañera de vida: Priscilla Chan, la que hoy es su esposa.
Esta pediatra y filántropa estadounidense de ascendencia china conoció al CEO de Meta en Harvard. El 19 de mayo de 2012 se casaron y actualmente tienen tres hijas: Maxima Max, nacida en diciembre de 2015, August, nacida en agosto de 2017 y Aurelia, nacida el 24 de marzo de 2023.
Casi tanto como por su fortuna, Chan y Zuckerberg son conocidos por su compromiso con la filantropía. En 2015, anunciaron su intención de transferir el 99% de sus acciones de Facebook, valoradas en 45 mil millones de dólares en ese momento, a la Chan Zuckerberg Initiative (CZI). ¿Y qué es esta organización? Pues una que se centra en mejorar la salud y la educación a nivel mundial. Chan desempeña un papel clave en las operaciones cotidianas de la iniciativa, con un enfoque en la educación, la sanidad y la ciencia.
2024, el año de la IA
Para arrancar este 2024 ambos escribieron una carta en la que el millonario matrimonio desgranaba sus deseos para los próximos doce meses y se centraba de manera muy especial en los avances de la IA en la investigación científica. Algo que no es de extrañar si se tiene en cuenta que CZI ha estado utilizando la inteligencia artificial (IA) en varios proyectos clave, como la investigación Human Cell Atlas.
Este proyecto busca mapear detalladamente los tipos celulares humanos mediante técnicas de secuenciación genómica y análisis de datos masivos impulsados por IA.
Por ello, a la fecha se encuentran construyendo “un sistema informático de Inteligencia Artificial de alto rendimiento para impulsar modelos predictivos de células humanas sanas y enfermas”, según revelaban los Chan-Zuckerberg en su carta.
No es todo de color de rosa
Sin embargo, a pesar de su imagen de hombre imperturbable y tranquilo, de familia modélica (se desvive por sus padres, hermanas, mujer, hijas…), a lo largo de los años Facebook le ha dado algún que otro disgusto, como cuando se enfrentó a diversas controversias, incluyendo preocupaciones sobre la privacidad de los usuarios, la influencia en las elecciones a través de noticias falsas y la gestión de datos personales.
A pesar de todos los reveses y de tener dinero como para vivir dos millones de vidas sin trabajar, Zuckerberg ha mantenido su posición como CEO de la compañía, guiándola a través de periodos de expansión y cambios. Ha habido críticas y controversias que han marcado su liderazgo, pero él aguanta como una de las figuras más influyentes en el mundo de la tecnología.
El momento más oscuro
2018 fue, eso sí, el momento más crítico para este magnate, una mancha negra en su reputación que muy poca gente ha olvidado. Se trata del escándalo de Cambridge Analytica. Todo saltó por los aires cuando se descubrió el uso indebido de la consultora al explotar la información personal de los usuarios y que permitió a la campaña de Donald Trump de 2016 obtener datos de 50 millones de personas centrándose en la información obtenida de 270.000 perfiles de Facebook.
Un búnker de 100 millones
La última excentricidad de niño (ya no tan niño) rico es la construcción de un gigantesco búnker postapocalíptico de 100 millones de dólares en Hawái que cuenta con una puerta de acero resistente a explosiones, oficinas, salas de conferencias y una cocina de tamaño industrial. Son muchos los que con noticias como estas se preguntan: ¿Y cuál será la próxima locura que se le ocurrirá para gastar sus millones?
