Este fin de semana, en Oviedo se va a liar parda, festiva y gastronómicamente hablando. Siguiendo una costumbre que hunde sus raíces en 1836, la Cofradía del Desarme de Oviedo celebrará el segundo fin de semana de las Jornadas del Desarme que arrancaron el 17 de octubre con el pregón del artista cántabro Nando Agüeros desde el balcón del Ayuntamiento y se alargarán hasta este próximo domingo con la colaboración de cerca de 70 bares y restaurantes de la ciudad.
Además, el carácter gastronómico de la fiesta se acrecentará estos días ya que docenas de cofradías de todo el Estado tendrán un peso especial en la misma. Hoy tendrá lugar la espicha de hermandad con la que se les recibe, mañana, sábado, se celebrará durante todo el día el Gran Capítulo de la Cofradía del Desarme incluyendo un espectacular desfile al son de los gaiteros de Oviedo y el domingo la Plaza Trascorrales acogerá a las cofradías que celebrarán un mercado abierto en el que la gente podrá probar y adquirir sus productos.
Pocos asturianos no conocen la tradición del Desarme y cada vez son menos los que la desconocen fuera del Principado. Si bien su origen histórico cuenta con más de una versión, éstas están siempre unidas a las Guerras Carlistas. La más extendida asegura que en 1856, en las afueras de Oviedo, el bando carlista disfrutaba de una comida a base de garbanzos con bacalao y espinacas. Fue tan contundente que el bando liberal aprovechó el sopor de la tropa para robarles las armas y reducirles. Otra versión asegura que el 18 de octubre de 1836 Oviedo repelió un duro ataque carlista, y que la victoria se celebró mediante un menú en el que se sirvieron garbanzos con bacalao.
Sea como sea, desde hace más de un siglo es tradición en Oviedo el celebrar el Desarme el 19 de octubre, tanto en casas particulares como en restaurantes, con un menú tradicional e invariable, denominado “Menú de la Paz”, y compuesto por Garbanzos con Bacalao, Callos a la Asturiana y Arroz con leche. Sin duda, un festín que desarmaría a un ejército por bien pertrechado que se encontrara.
A raíz de esta celebración, hace 13 años se creó la Cofradía del Desarme, que se encarga de organizar los actos que tienen lugar alrededor de la celebración. Además, la cofradía, que tiene una gran relación con la Asociación de Hostelería de Asturias, coordina a los restaurantes que toman parte en la celebración y ofrecen el mencionado menú.
Son varias decenas los restaurantes de Oviedo que se han ido uniendo a esta fiesta y en los últimos años el éxito de la misma ha ido en ascensión meteórica, ya que si hace tres años se estimaban en 20.000 ó 25.000 los menús del Desarme servidos a lo largo de las jornadas, este año se calcula que la cifra puede rondar los 80.000, y es que además de los colaboradores, muchos establecimientos se unen a la fiesta “per se” ofreciendo el mencionado menú con lo que la cifra de locales que lo sirven se acerca o supera, según los organizadores, las dos centenas.
La fiesta, además, fue nombrada en su día Fiesta de Interés Turístico Regional y este año ha recibido el honor de ser declarada Fiesta de Interés Nacional, con lo que constituye un gran reclamo para ciudad que durante esos días recibe miles de turistas procedentes de todo el Principado, Galicia, Cantabria, Madrid, Bizkaia y muchos otros lugares. De hecho, media docena de hoteles de la ciudad cuentan con ofertas especiales para los muchos turistas y gourmets que se acercan.
Por lo tanto, este fin de semana será la última oportunidad, al menos hasta octubre del año que viene, para aquellos que quieran acercarse a Oviedo a disfrutar de esta fiesta y degustar el exquisito Menú de la Paz. Entre los muchos establecimientos que lo ofrecen me he permitido seleccionar tres, ya que conozco su cocina y puedo garantizar en primera persona, por supuesto sin quitar nada al resto de colaboradores, que en todos ellos se come de cine.
La Tabernilla de Oviedo: la última guisandera
Lucía Fernández, que dirige con Rafael García esta acogedora tasca canalla e informal es una de las últimas incorporaciones del selecto Club de Guisanderas de Asturias. Lucía tiene una buenísima mano en cocina que se expresa especialmente bien en sus afamados callos, con los que ganó el Campeonato de España hace unos años. En La Tabernilla podemos degustar otras exquisiteces como su finísimo pastel de centollo, sus contundentes croquetas de hongos, sus sabrosones chocos de potera fritos... y sus postres caseros. Rafael se encarga de la sala y asesora a los comensales sobre vinos, cervezas artesanas y de importación, sidras especiales… un pozo de sabiduría y simpatía.
El Fartuquín: templo de la gula
Fartuquín, en asturiano castizo, significa tragón, comilón, tripero… y es también un personaje mitológico movido por la gula. El nombre le viene al pelo a este céntrico establecimiento dirigido por la también miembro del Club de Guisanderas de Asturias María Fernández con la inestimable ayuda de su marido, José Luis Suárez, gran profesional de la sala y el servicio. María y José Luis ofrecen una cocina tradicional consistente, suculenta, generosa... una cocina gulesca compuesta de platos exquisitos servidos en opíparas raciones como los langostinos al ajillo en salsa, el pixín rebozado, las kokotxas con alcachofas, el pote asturiano, la fabada, la torrija... Es, literalmente, imposible salir del Fartuquín con hambre y sin lucir una brillante y sincera sonrisa de satisfacción.
El Bodegón de Teatinos: donde todo empezó
Rosario Fernández Uria, Charo, actualmente jubilada, ha sido durante décadas el alma mater de este templo de la tradición que fue, además, donde se curtió como hostelero su hijo Miguel Ángel de Dios, Cofrade Mayor del Desarme, además de propietario de un emporio culinario que supera los diez bares y restaurantes. A pesar de su merecida retirada, la mano de Charo sigue presente en las especialidades de la casa como los soberbios callos, los adictivos calamares fritos al ajillo o las increíbles uñas de gochu con gambas, un sorprendente mar y montaña de textura y sabor inigualables. También es remarcable su excelente arroz con leche, con lo que queda clara su idoneidad para servir el Menú del Desarme.