Si hay un utensilio de cocina omnipresente en todas las viviendas, ese es la sartén. Puede que las planchas y las freidoras de aire y de aceite hayan entrado con más o menos fuerza en muchas casas, las sartenes no salen de ellas. Es más, lo más común es que haya al menos un par de ellas, una grande y otra pequeña.

Pero a pesar de ser un elemento tan común, numerosas personas que utilizan la sartén de forma habitual cometen un error que puede acortar notablemente la vida útil de este utensilio. Según una encuesta a unas 37.000 personas sobre hábitos domésticos realizada en Finlandia, pero que es fácilmente extrapolable a cualquier país del mundo, incluido el nuestro, se ha analizado una cuestión tan común como desapercibida: ¿cuándo es mejor echar el aceite o la mantequilla a la sartén? El 68% de los participantes dijo hacerlo cuando el utensilio aún está frío. El 32% restante espera a que esté caliente para incorporar la grasa necesaria para cocinar.

La fritura, a pesar de su aparente simpleza, es todo un arte. Freepik

Este último grupo –casi un tercio de los encuestados– ejemplifica lo generalizado que se encuentra un error que puede estropear hasta las mejores sartenes.

Por qué es un gran error

“Nunca, jamás, deberías calentar una sartén sin aceite”, advierte Emmi Härus, directora de productos de menajes de la marca Fiskars en una entrevista. La razón es muy simple y sencilla de entender. Una sartén vacía alcanza temperaturas extremas rápidamente en cuestión de segundos, especialmente en cocinas de inducción, y eso deteriora irremediablemente el revestimiento antiadherente.

A esta opinión se une Rolf Moborg, director ejecutivo de la firma Heirol, quien afirma que “el sobrecalentamiento arruina cualquier sartén recubierta, sin importar la marca o el precio”. Así, ambos expertos coinciden en que las cocinas con este tipo de calor de origen electromagnético, como las vitrocerámicas, son las que más fácilmente llevan las sartenes al borde del colapso a poco que nos descuidemos o nos despistemos. En particular, la función booster, la más potente y rápida, es la que más peligrosa para las sartenes. De hecho, esta función debe reservarse solo para poner el agua a hervir.

Siempre con contenido

Añadir aceite o algún tipo de grasa antes de encender el fuego ayuda a proteger las sartenes mientras se va calentando, ayuda a que el calor no se acumule en la base y afecte a su recubrimiento. Además, también sirve como indicador de cuándo ha alcanzado la temperatura óptima para incorporar aquello que se quiera cocinar. Cuando el aceite empieza a burbujear (si humea ya se ha pasado) o la mantequilla se derrite, es la señal de que puedes añadir los alimentos.

Además, aunque el fuego alto garantice rapidez a la hora de calentar, suele ser contraproducente. Lo ideal es cocinar a temperatura media y reducir la potencia en cuanto el alimento empiece a calentarse. De esta forma, la sartén no sufre y los platos quedan con el sabor y la textura más adecuados.

Cómo cuidar las sartenes

Cuando en una sartén empiezan a quedarse los alimentos pegados con cierta regularidad y se constata que no es falta de habilidad del cocinero, hay que interpretar que la sartén ya se ha estropeado. Para evitarlo, hay que seguir estos consejos.

Lavarlas de forma adecuada

El lavado de la sartén es básico. De entrada, no hay que poner la sartén caliente debajo del chorro de agua. El contraste brusco de temperatura es muy perjudicial para sus materiales. Lo mejor es dejar que se enfríe de manera natural.

Nunca utilizar un estropajo metálico, pues la raya y estropea sus propiedades antiadherentes. Utilizar agua caliente, un jabón específico antigrasa y un estropajo de esponja. Si queda algún resto difícil de quitar, echar un poco de agua y bicarbonato en la sartén y hacerlo hervir unos segundos. Así se despegará la comida y se limpiará sin problemas.

Si se puede evitar meterlas en el lavavajillas, mejor. Por mucha garantía que den, el exceso de temperatura, exposición al agua y químicos las perjudican.

Como bodegón queda bonito, pero apilar sartenes no es lo mejor para su cuidado. Freepik

Almacenamiento adecuado

Evitar los golpes bruscos y apilarlas. Lo mejor es guardarlas en estanterías o colgadas. Si no queda más remedio que colocar unas encima de otras, se debe poner entre ellas algo que las proteja y evite el roce. Un paño seco y limpio o papel de cocina sirven. Así se previene que se rayen o se abollen.

Trato adecuado

La cocina no debe convertirse en un campo de batalla y hay que tratar todo el menaje con cuidado para que no se estropee. Y las sartenes especialmente. A la hora de cocinar hay que huir de los utensilios metálicos, ya que rayan el material de la sartén. En su lugar, utilizar cucharas y paletas de madera o silicona, especialmente estas últimas, ya que las de madera traen otro tipo de problemas higiénicos.