¿Qué bares frecuenta Manu Herrero cuando sale de vinos?

Los de aquí, los del barrio de Ondarreta, donde vivo. El Kapela, el Ur Gain, la cafetería del Hotel Arantzazu… y de vez en cuando hago una escapada a tomar un vino y comer una gilda a Casa Vallés, ya que guardo una bonita amistad con Blas Vallés. 

¿Un buen restaurante para disfrutar del vino?

El Rekondo, que sigue teniendo, según creo, la mejor bodega de vinos de Europa. Y, por supuesto Arzak, que tiene una gran bodega y un magnífico sumiller que es Mariano Rodríguez.

¿Y fuera de nuestra provincia?

Me gusta mucho el Atrio de Cáceres, muy especializado en vinos internacionales. 

¿Cuál ha sido su mejor experiencia vinícola?

Probar los vinos en vida del difunto Carlos Falcó, Marqués de Griñón, en su finca de Toledo, Dominio de Valdepusa, y aprender de sus enseñanzas. Eran vinos aromáticos, perfectos… y él todo un caballero. Fue más que un “Top 10”.., yo lo calificaría como un “Top 11”.

¿Y el viaje en el que más ha disfrutado del vino?

El primer viaje que hicimos con Vinatelia a Jerez fue inolvidable. Fuimos con Iñaki Linazasoro que nos amenizó el viaje. Llenamos un autobús y fuimos a Madrid y de allí a Sevilla en AVE. Visitamos las bodegas de Domecq, Osborne, Gonzalez Byass, Barbadillo… comimos langostinos de Sanlúcar en Casa Bigotes… ¡Una maravilla!

¿Si tuviera que quedarse con una botella con cual lo haría?

Con una de una bodega que me gusta mucho: “21 del 10”, de bodegas Alzania. Un gran shiraz navarro.