Contacto con Carol Archeli en noviembre para hablar de Come sano, cocina pescado, el libro que acaba de publicar sobre lo que mejor domina: el tratamiento y cocina de los frutos del mar. Y por paradójico que parezca, la localizo en pleno secano, a más de 350 kilómetros de su pescadería, en Liceras, municipio soriano de 48 habitantes donde esta pescadera se recluye siempre que puede, ya sea para disfrutar de unas merecidas vacaciones, ya sea para escapar, aunque sea por unos días, del mundanal ruido. En este caso, Carol había acudido al pueblo de su suegro, Félix del Cura, fallecido en 2016, para disfrutar de la matanza.

“No te confundas”, me advierte Carol, “en Liceras el pescado también tiene su importancia. El primer día de la matanza, por ejemplo, se prepara una comida para 200 personas… ¡con marmitako! Y en Liceras es realmente donde empezó a fraguarse la historia de este libro, hace unos dos años. A este pueblo hemos venido toda la vida, mis hijos han crecido aquí durante los veranos y conocemos a mucha gente, entre ellos a nuestro amigo Enrique Ramos, Kike, un ingeniero que ha escrito libros sobre neurociencia… Y fíjate que fue una persona así la que durante una conversación me insistió para que me animara a escribir el libro y se prestó a hablar con su editorial. La verdad es que a veces es suficiente que una persona te dé un empujoncito… y eso fue gracias a Kike”.

El resto fue ponerse manos a la obra. “Los preparativos iniciales no llevaron mucho tiempo, porque desde el principio yo ya podía imaginarme el libro, los capítulos, la estructura… No pensé ni por un momento qué locura… lo tenía súper claro. Eso sí, una vez en marcha, me ha quedado muy claro que no es lo mismo escribir un artículo para Ondojan o mi blog, que para un libro. El proceso ha sido mucho más duro y costoso de lo que creía”, afirma la responsable de la pescadería Espe del mercado de La Bretxa.

Volver a estudiar

“Y es que para escribir un libro hay que documentarse, estudiar, contrastar… y he tenido que empollar un montón. Desde que estudié enfermería en la Universidad, no me había puesto tan en serio. El libro, además de recetas, tiene una parte teórica, y a la hora de escribirla me iba encontrando con inexactitudes, datos contradictorios… Escribir sobre el nivel de calcio del gallo me llevaba a datos diferentes en cada fuente… En ese proceso hubo mucha zozobra”, admite Carol utilizando, inconscientemente, un significativo término marinero.

En esa parte, Carol no tiene suficientes palabras de agradecimiento para su “nuevo amigo” José Antonio Iruin, Yanko, catedrático de Bioquímica jubilado que conoció por mediación de una buena amiga y que ha sido, en sus palabras, “un regalo”. Carol admite que Yanko le ha dado mucha seguridad en el plano científico, lo que ha dotado al libro de un gran valor añadido: la rigurosidad. También reconoce la pescadera que “a pesar del esfuerzo, me ha encantado volver a estudiar, investigar, escribir… he disfrutado muchísimo”.

Sin parar de trabajar

Eso sí, el libro no ha supuesto un parón en la ajetreada e intensa vida laboral de Carol, que ha tenido que compaginar su actividad con la realización de su obra. “Ha sido muy exigente. A pesar de estar con el libro, todos los días he seguido levantándome a las 4.00 de la mañana para ir a la lonja de Pasaia, y he atendido a mi horario en la pescadería. Y de ahí, al despacho y hasta las 21.00 de la noche, o más, con el libro. Aquí tengo que agradecer el apoyo de mis empleadas, ya que al final del proceso tuve que dedicarme casi tres meses al 100% al libro, y puedo afirmar que lo han dado todo para soportar mi ausencia y sostener el negocio. Si no es por ellas, no lo habría terminado”, enfatiza.

“Y también ha sido muy exigente a nivel familiar, ya que casi todos los sábados, domingos, festivos… los he dedicado al mismo. Y no se trata sólo del cansancio mental… a nivel físico también lo he acusado. Mi cuerpo no estaba acostumbrado a pasar tantas horas sentado, y eso también ha sido duro. Todo ello me ha dejado finalmente como vacía. Ha sido como un parto y finalmente siento como si ahora tuviera cinco hijos: los tres biológicos, Mireia, Haritz y Unai, la pescadería y, el quinto, este libro. Ha sido muy intenso, pero también muy bonito”.

Apoyo de familia y amigos

Admite también Carol que, además de la paciencia de su familia, que no le ha fallado nunca, ha contado también con la de sus amigos. “Mis amigos me sacaban de casa, casi obligada, de vez en cuando. Venga, Carol, vamos a tomar una cerveza, que no puede ser, me decían, y me regalaban su tiempo. Cuando me preguntan de dónde he sacado el tiempo, tengo clara la respuesta: Es que no ha sido solo mi tiempo, ha sido también el de otros que me han dado el suyo”.

Lo mismo le pasa a Carol con Yoana Salvador, colaboradora habitual en su web que se ha encargado de las fotografías. “Yoana fue la primera a la que escribí, pues no imaginaba este proyecto sin sus fotos. La editorial no puso ninguna pega, así que ella se ha encargado de todo. Y las sesiones también han sido intensísimas, sin contar las dificultades para conseguir ciertos pescados fuera de temporada, tener que cocinar los platos de las recetas… Hasta mis padres, Espe y Arsenio, han colaborado cocinando algunos de los que aparecen en el libro”, concluye orgullosa.

Así las cosas, ya en la calle desde octubre y disponible en las librerías donostiarras y de todo el Estado, así como en la propia pescadería de Carol y en numerosas webs, Come sano, cocina pescado es, como puede verse, mucho más de lo que parece a simple vista. Es la suma de muchos esfuerzos e ilusiones capitaneados por Carol Archeli, que ha publicado, finalmente, una “biblia del pescado”, que además de ofrecernos 43 recetas sencillas y con todo lujo de detalles, cuenta con una importante parte teórica amena y rigurosa en la que se nos habla de los beneficios del pescado, qué comer en cada temporada, cómo elegirlo, cómo limpiarlo, cómo hacer que los niños se animen a comerlo… Un compendio de saber marino destinado a convertirse en un clásico y una referencia ineludible en su género… y si no, al tiempo.