Este pasado martes, fueron entregados en el Aquarium de Donostia los Premios anuales de la Academia Vasca de Gastronomía, un evento que el año que viene cumplirá la friolera de 30 años en los que los académicos han premiado y reconocido a lo más granado de la gastronomía de nuestro país.

Pero este año la ceremonia ha sido diferente. Hasta ahora, la entrega de los Premios de la Academia venía acompañada de la entrega de los Premios Euskadi de Gastronomía, premios otorgados por el Gobierno Vasco pero, siempre, y como se dejaba bien claro al ser fallados, “a propuesta de la Academia Vasca de Gastronomía”. Estos Premios Euskadi reconocían al Mejor Restaurador, al Mejor Director/a de Sala, a la Mejor Labor Periodística y a la Mejor Publicación Gastronómica.

Este año, la ceremonia anual ha recogido tan solo los premios propios de la Academia, es decir, el Premio José María Busca Isusi a la Asociación o persona relacionada con la gastronomía vasca, el Premio Manuel Llano Gorostiza a la cultura del vino, el Premio Luis Irizar a la docencia, el Premio Juan José Lapitz al producto y el Premio Extraordinario de la Academia Vasca de Gastronomía.

¿A qué se ha debido este cambio? Mari Mar Churruca, presidenta de la Academia Vasca de Gastronomía desde 2011 y miembro de la misma desde su fundación el día 13 de marzo de 1992 se limitó, en su discurso, simplemente a mencionar que las tornas habían cambiado. Las palabras exactas, justas y escuetas de la getxotarra al inicio de su intervención, fueron: “Hasta el día de hoy los premios de la Academia Vasca de Gastronomía se han celebrado conjuntamente. A partir de ahora se celebrarán de forma separada”, sin entrar en más detalles ni comentar qué sucederá a partir de ahora con los Premios Euskadi.

"Somos conscientes de esa cada vez mayor relevancia que ha ido adquiriendo el término de gastronomía, no solo como patrimonio cultural sino como también un importante sector económico dentro del País"

Eso sí, la máxima responsable de la Academia, una vez dada la noticia, realizó una breve reflexión ligada a la misma. Concretamente, afirmó que “la Academia es consciente de la creciente importancia que tienen los premios en todos los sectores relacionados con la gastronomía y del alcance mediático que tienen hoy en día todas las noticias procedentes de la misma. (…) Somos conscientes de esa cada vez mayor relevancia que ha ido adquiriendo el término de gastronomía, no solo como patrimonio cultural sino como también un importante sector económico dentro del País”.

“Cuando empezamos con los premios de la Academia Vasca, incluidos los Premios Euskadi”, siguió la presidenta de la Academia dirigiéndose a Mari Karmen Garmendia, presente en la sala, “la gastronomía era una palabra casi frívola. Muy pocas personas podían disfrutar de una buena gastronomía. Y hoy contemplamos en qué se ha convertido la gastronomía: prácticamente en una industria en sectores como la alimentación, la investigación, los productos... y ya no digo nada sobre la difusión mediática que tiene todo lo relacionado con la gastronomía. (…) En cualquier foro se debate sobre aspectos ajenos a la mesa que sin embargo ya forman parte de los procesos de alimentación. Infinidad de significados se agrupan en torno a la comida, unos relacionados con la salud, otros de orden estético o social, así como otros que incorporan al hecho de comer unos componentes placenteros añadiendo a la necesidad de comer o alimentarse una fuente de satisfacción, rito o espectáculo, show o experiencia, que añaden un plus de emotividad, goce estético así como signo cultural y gesto político”.

Mari Mar Churruca, eso sí, dejó clara su intención de mantener la cordialidad y la colaboración con el Ejecutivo vasco, y así lo expresó: “Por lo tanto, a partir de hoy la Academia inicia una renovada etapa de colaboración con el Gobierno Vasco. Esperamos seguir con el amparo de la Consejería de Cultura y la colaboración de la Consejería de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria”, comentó, dirigiendo la mirada a Bittor Oroz, también presente en la ceremonia. También incidió en la importancia que tienen en el buen rumbo de la gastronomía vasca asociaciones como “Bisubi, Jakitea, Goxua, Mantala, Cofradías, etc.”, a las que se refirió añadiendo que “hay que fomentar el consumo de proximidad, de país”.

Este significativo cambio apenas ha trascendido en los medios de comunicación y, a excepción de las palabras de Mari Mar Churruca que nadie ha recogido, nadie ha mencionado un hecho no carente de calado en el ámbito de nuestra gastronomía. Y se teme el que esto firma que con los Premios Euskadi vaya a suceder lo que ha pasado a lo largo de los últimos años con otras ceremonias de entrega de reconocimientos como las galas de Michelin, Repsol, 50 Best… que han tenido lugar en nuestro país, galas pomposas en las que la forma adquiere más trascendencia que el fondo, convirtiéndose en espectáculos mediáticos en los que palabras como “show” o “experiencia”, pronunciadas de soslayo por la académica, tienen un mayor protagonismo que otras como “rigor” o “seriedad”. ¿Pasarán los hasta ahora prestigiosos Premios Euskadi de Gastronomía a engrosar esa parte circense y superflua de nuestro acervo culinario? El tiempo nos lo dirá.