Además de la gastronomía, ¿qué otras aficiones cultiva?

La naturaleza. Me apasiona la montaña, subir a todo lo que me rodea y perderme con el canto de los pájaros.

Comer le apasiona. ¿Cuál es su plato favorito?

El bacalao me vuelve loco. Sobre todo, al pil-pil.

¿Dónde ha vivido su mejor experiencia gastronómica?

Me encantó la filosofía de Raúl Resino, en Benicarló. Es un chef que sale a pescar todas las mañanas y sirve los pescados autóctonos que él mismo ha capturado. Creo que es un restaurante que trasciende al comer bien, una persona muy honesta.

¿Cuál es la costumbre gastronómica que más valora en nuestro entorno?

El compartir la gastronomía con los amigos, bien sea en un txoko o en un restaurante, ese sentimiento de compartir que también lo he encontrado en las sidrerías asturianas, pero que no he encontrado en el Mediterráneo o en el sur… Compartir la gastronomía me parece un acto de una gran riqueza.

Recomiéndeme un par de restaurantes cercanos.

Aboiz, en Garai. Además de que se come muy bien, el entorno es increíble y el servicio de diez. En Gasteiz, me encanta Kromátiko, y últimamente me da por los restaurantes canallas como Dando la Brasa, en Bilbao.

¿Y fuera de Euskal Herria?

Sin duda, el restaurante Lumbre, antes llamado La Cueva de Doña Isabela, en Casalarreina (La Rioja). Y en Formigal me chifla el Vidocq. Su chef, Diego Herrero, sorprende con una historia diferente alrededor de cada plato, además de ser un gran cocinero.