Tenemos la equivocada percepción de que un sidrero es una persona rústica que apenas ha salido de las cuatro paredes de su caserío. Nada más lejos de la realidad, al menos en lo que se refiere a Demetrio Terradillos, que en sus respuestas demuestra ser un avezado gourmet y una persona con mucho mundo.

¿Dónde ha vivido su mejor experiencia gastronómica?

En Arzak. Estuvimos Itziar y yo hace unos 27 años y nos gustó tanto que posteriormente invitamos a toda la familia.

¿Y la más sorprendente?

En 2017, en un tailandés de Nueva York. Comimos cosas que no habíamos probado nunca. Unas me gustaron, otras no... pero fue toda una experiencia.

¿Cuál es su producto fetiche?

La chuleta, porque es mi trabajo y porque me encanta.

¿Su plato favorito para comer?

Aparte de la chuleta, una buena paella, alubias negras, el foie... además de que soy un gran amante del vino. Me gusta todo. ¿Qué no me gusta?

¿Y para preparar?

El pescado a la parrilla. El txitxarro me sale muy bien, así como el besugo.

Sugiéranos dos restaurantes en Gipuzkoa.

El Gandarias de lo Viejo. Y también voy muy a gusto al Myflower de Getaria, que tiene una relación calidad-precio espectacular.

¿Y fuera de su provincia?

El Túbal de Tafalla y el Bidea Bi, de Zizur Menor, junto a Pamplona. En ambos se come de cine.

¿Un cocinero o cocinera que le haya sorprendido?

Quique Dacosta ha sido uno de los que más, por lo bien que me explicaba todo lo que me estaba sacando. Además, fui sólo y me sirvieron la comida sólo a mí, lo que no es nada fácil.