“Antes cuando empezabas en un oficio lo ejercías toda la vida, hasta jubilarte. Ahora, en la vida laboral se pasa por 17.000 cosas”. José Luis Jauregi es categórico, y no es para menos, ya que en 2015, con más de 50 años, tuvo que cerrar la carnicería que dirigía en Altza desde 1984 y reciclarse en distribuidor de vinos y productos gourmet, faceta en la que, al igual que en la de carnicero, se mueve como pez en el agua.

Nacido en el caserío Illarramendi de Andoain, José Luis dejó la escuela con 14 años y su padre “le colocó” en el matadero de Lasarte. “Antes no elegíamos. El padre nos colocaba, y punto”, afirma rememorando aquellos tiempos. “Allí pasé cinco años, levantándome a las 5 de la mañana a despiezar ganado. Aquello era trabajar y aprender, y no los cursillos de cuatro horas que dan ahora a los empleados de carnicería de los supermercados”, exclama sin evitar un leve deje de amargura, y es que José Luis no se lleva muy bien con las grandes superficies. “En 1984, con 20 años, abrí mi carnicería, Casa Jauregi, en Altza. Y funcionó muy bien, hasta que abrieron Garbera. Teniendo un competidor así al lado de casa no hay negocio que aguante”.

En cualquier caso, Jose Luis es consciente de que el declive del pequeño comercio no sólo va unido a la proliferación de centros comerciales. “En este último año, entre la subida de la luz, que ha afectado un montón a los carniceros, y el Ticket Bai, muchas carnicerías están cerrando la persiana. Nosotros hemos perdido en el 2022 más de 30 pequeñas tiendas solo en Gipuzkoa”, comenta sin evitar expresar su preocupación.

Nieto de tratante, hijo de ganadero y hermano de carnicero, José Luis estaba condenado a trabajar en el mismo ramo. “La saga la empezó el aitona, Martín Jauregi. Joaquín, mi aita, siempre quiso ser carnicero, pero tenía un caserío muy grande y había que atenderlo, así que nos empujó a nosotros. Mi hermano, José Ramón, también ha sido carnicero toda la vida, aunque también ha terminado cerrando la tienda”.

El cambiar de registro y optar por la distribución fue también una decisión lógica para este andoaindarra. “En la carnicería había cogido cada vez más sitio un espacio dedicado a los vinos, las conservas, las delicatessen… y la verdad es que funcionaba muy bien. Y a mí siempre me ha gustado el mundo del vino y los productos de calidad. Siempre había tenido ganas de profundizar, entender por qué hay semejantes diferencias en los precios de los diferentes vinos… así que fue un cambio natural”. Jauregi también subraya la importancia que tuvo en la decisión la idea de su hijo, Iosu, de convertir el almacén de la carnicería, sito en Herrera, en un despacho de vinos abierto al público. “Hoy tenemos aquí 180 metros cuadrados dedicados a los vinos, las conservas de Navarra, las legumbres, la miel… y sobre todo vendemos producto de aquí: patxaran, alubia de Tolosa, txakoli, vino de Rioja… hay mucha gente de todo el Estado que quiere comprar producto vasco, y si le ofreces calidad, no les importa pagar para tenerla”. Jose Luis ha creado incluso su propia “marca blanca”, Illarramendi, para ofrecer vino de Navarra, bonito del norte, piparras, sidra… a precios razonables ayudando a pequeños productores.

“Al final, pasado el disgusto, hemos conseguido algo muy importante: ganarnos la vida con las cosas que nos gustan”. Eso sí, para conseguirlo Jose Luis tiene muy claro que la clave ha sido el servicio. “Esto no es un hiper. Aquí a la gente le explicamos las cosas, les aconsejamos, tratamos que salgan satisfechos y cuidamos mucho los precios trayendo productos muy interesantes con un coste mucho menor que el de los supermercados, aunque a mucha gente le cueste creérselo. En la gran distribución hay mucha astucia, y lo que te rebajan aquí te lo suben allá”.

A sus casi 60 años, este hombre corpulento, bonachón y de risa fácil está encantado con lo conseguido. “A pesar de lo que nos ha costado, estamos haciendo un trabajo con el que disfrutamos y además de mi hijo y yo, otras cinco familias viven de este almacén. Encima he conseguido que a mis hijos les guste este mundo así que el negocio seguirá adelante”. Por si fuera poco, hace un par de semanas su hija Maider le acaba de hacer abuelo por partida doble con dos preciosos gemelos llamados Ibai y Elur cuyas fotos muestra orgulloso. José Luis tiene dos motivos más para seguir luchando.