Ahora que va a tener más tiempo libre… ¿A qué lo va a dedicar?

No creo que me aburra. Me encanta ir a la piscina, la música, la gimnasia… y voy a colaborar activamente con mi hermana Ana en su asociación Agadelprise, creada para ayudar a personas afectadas de patologías linfáticas como linfedema, lipedema y flebedema, muy frecuentes, por cierto, en nuestro sector.

También tendrá tiempo para acudir a algún que otro restaurante. ¿Me recomienda alguno?

Por supuesto. El Herriko Etxea, de mis amigos Javi e Izaskun en Lasarte; el Menditxo de Cuatro Vientos (Altza), un restaurante tradicional de siempre; y el Usarbi de Ion Ibarretxe que ha pasado a Duque de Mandas.

¿Seguirá cocinando sus platos favoritos?

Sí, sobre todo la paella. Siempre me ha encantado prepararla, principalmente la de pescado y marisco.

¿Y cuál es el secreto de una buena paella?

Para empezar, usar siempre el mismo arroz. Yo uso el Sos de toda la vida y le he cogido muy bien el punto. Luego, rehogar muy bien todo. En el rehogado está el secreto, no sólo del arroz sino de muchos platos. Y, por supuesto, un buen caldo. En Kostalde siempre teníamos al fuego ollas y ollas de caldos de carne y pescado que han dado la gracia a nuestros platos. En cuanto a tiempo y proporciones, yo siempre lo he hecho a ojo, como mi madre, que es una todoterreno: pone a hervir el arroz, recoge la cocina, pone la lavadora, hace dos o tres cosas de rutina y cuando las termina ya sabe que el arroz está listo sin mirar el reloj. Y nunca falla.