LaLiga confirmó en la noche de ayer la cancelación del partido Villarreal-Barcelona que estaba previsto que se disputase el próximo 20 de diciembre en Miami. Lo que significaba un acontecimiento histórico, porque por primera vez un encuentro oficial de una de las cinco grandes ligas europeas iba a celebrarse fuera de su territorio, es un nuevo episodio de las fricciones existentes entre los diferentes agentes que componen el fútbol: los organismos que rigen, los clubes y los futbolistas. Refleja la tensión entre la defensa de los valores tradicionales del fútbol y el interés por globalizar las ligas.

Para LaLiga, este partido representaba una oportunidad histórica, la primera de otras que estarían por llegar –había alcanzado un acuerdo con la empresa organizadora de eventos Relevent Sports para llevar partidos a Miami los siguientes quince años–, para expandir la marca LaLiga a nuevos mercados bajo el pretexto de recaudar inversores que permitan a los clubes luchar de tú a tú contra los equipos con mayor músculo financiero del planeta. 

Era, sostenía el presidente de LaLiga, Javier Tebas, “una oportunidad para el crecimiento global del fútbol español”. Cabe apuntar que Italia también se había apuntado a esta estrategia al trasladar el Milan-Como a Perth, Australia, partido este igualmente autorizado por la UEFA, quien sin embargo mostró su disconformidad y subrayó que no serían “precedentes” porque trabaja en consonancia con la FIFA para cambiar la legislación e impedir que los partidos se jueguen fuera de sus territorios históricos. Hoy, la UEFA ha celebrado el revés de Tebas. “Nuestra postura sobre los partidos de liga nacionales que se juegan en el extranjero sigue siendo clara”, han manifestado.

Villarreal y Barcelona estaban alineados con Tebas, pese a que jugadores como el capitán culé Frenkie de Jong o su entrenador, Hansi Flick, hicieran público su desacuerdo. Paradójicamente, ambos equipos realizaron el parón de 15 segundos pactado en señal de protesta para todos los partidos de la pasada jornada. Otra facción, mayoritaria, se mostró reacia al Plan Miami. Unos argumentaron la falta de información y transparencia –causa que alegó la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) para oponerse y promover los parones–, mientras que otros, como el Real Madrid, apelaron principalmente a la adulteración de la competición, ya que uno de los clubes, que era el Villarreal, perdía el factor cancha al jugar en un campo neutral, en este caso el Hard Rock Stadium.

El Hard Rock Stadium era el escenario escogido para la disputa del Villarreal-Barcelona. Europa Press

La promotora se echa para atrás por la "incertidumbre"

Solo unas horas después de que ayer trascendiese la noticia de que el Real Madrid había presentado quejas formales al Consejo Superior de Deportes (CSD), LaLiga emitió un comunicado anunciando la cancelación del partido, del que, apostilló, “cumplía plenamente con la reglamentación federativa y no afectaba a la integridad de la competición”. Explicó además que el motivo de la cancelación por parte de Relevent Sports era “la incertidumbre generada en las últimas semanas”. La promotora alegó, además, que “no había tiempo suficiente para ejecutar adecuadamente un evento de esta magnitud” y que “sería irresponsable comenzar a vender entradas sin que el partido estuviese confirmado”. 

“El fútbol español ha perdido una oportunidad para avanzar”, ha lamentado hoy Tebas en un comunicado particular, subrayando que el objetivo de LaLiga era impulsar el crecimiento internacional de sus clubes en un mercado estratégico como el estadounidense. El Barcelona reaccionó con decepción al considerar que se esfumaba “una oportunidad para acercar LaLiga a los millones de aficionados que tiene el Barça en Estados Unidos”.

El Villarreal se indigna

De igual manera, el Villarreal consideró que se perdía la ocasión de dar “un impulso para la visibilidad internacional del fútbol español y de equipos más modestos”. Si bien, al parecer en el club amarillo existe indignación contra LaLiga por la falta de previsión y organización, y por los tiempos del anuncio de la cancelación, que coincidió mientras se disputaba el Villarreal-Manchester City de la Champions League. Es decir, esto puede provocar fisuras entre los propios implicados en el partido de Miami. Desde luego, deja en evidencia a LaLiga, que pese a gozar de la autorización para el traslado no ha sido capaz de sacar adelante el acuerdo debido a la presión ejercida por clubes y futbolistas.

Tebas ataca

“Se invoca la defensa de la 'tradición' desde una visión cerrada y provinciana, mientras las verdaderas tradiciones del fútbol europeo se ven amenazadas por decisiones de las instituciones que lo gobiernan, que año tras año destruyen las ligas nacionales, auténtico motor de la industria del fútbol en Europa, ante la ingenuidad y pasividad de gobernantes europeos que no saben distinguir lo intrascendente de lo esencial”, ha expresado Tebas, que ha ahondado, en un claro mensaje hacia el Real Madrid, contra cuya presidencia mantiene una enconada lucha abierta: “Se apela a la 'integridad de la competición' desde quienes llevan años cuestionando esa misma integridad, presionando a árbitros, a gobernantes, construyendo relatos distorsionados o utilizando la presión política y mediática como herramienta deportiva”.

La AFE celebra la decisión

La AFE, por su parte, ha denunciado “las presiones” a las que se han visto sometidos los jugadores y “la falta de transparencia, diálogo y coherencia” de LaLiga en la gestión del traslado del partido a Miami. El proyecto, ha publicado hoy en un comunicado, “modificaba el modelo de la competición y, como consecuencia, afectaba de forma directa las condiciones laborales de los futbolistas”. “El sindicato quiere poner en valor la unidad de los jugadores y la fortaleza que han demostrado en la defensa de sus derechos laborales ante las enérgicas y constantes presiones que han sufrido”, ha añadido, para concluir del siguiente modo: “LaLiga debe respetar y atender las reivindicaciones y requerimientos de los futbolistas”.

El CSD, contrario al proceder de LaLiga

Por otro lado, José Manuel Rodríguez Uribes, presidente del CSD, ha dicho que el “episodio” vivido “demuestra que así no se hacen las cosas”. “Antes de tomar una iniciativa de esta naturaleza -una decisión tan relevante que podría haber afectado, sin duda, a la integridad de la competición- era necesario un diálogo, un acuerdo de los participantes, de todos los clubes”, ha señalado.

Por su parte, La Federación de Accionistas y Socios del Fútbol Español también ha mostrado “satisfacción” por la cancelación del partido y ha reclamado un cambio “en el modelo de gobierno autocrático” del fútbol estatal “por uno democrático e inclusivo”.

La cancelación no cierra el debate, que permanece vivo desde que en 2017 Tebas lanzara su idea y en 2018 tratara de materializarla llevando un Girona-Barcelona a Estados Unidos. La diferencia es que en aquella ocasión los organismos regidores se opusieron, pero esta vez la Federación Española de Fútbol y la UEFA lo autorizaron. Han sido los clubes y los jugadores quienes lo han detenido. Los hechos reabren la discusión sobre los límites de la globalización del fútbol. Mientras algunos defienden la necesidad de expandir las ligas nacionales a nuevos mercados, otros argumentan que el fútbol debe preservar la identidad local y el equilibrio competitivo. De momento, LaLiga deberá esperar para ver cumplido su sueño, porque se espera que este no sea el último episodio de una guerra en la que subyacen intereses contrapuestos.