El croata Ivan Klasnic, de 45 años, formó parte del histórico Werder Bremen que conquistó la Bundesliga y la Copa de Alemania en 2004. Por aquel entonces vivía en una nube impulsada por la gloria deportiva. Pero mientras gozaba de argumentos para considerarse feliz sobre el terreno de juego, en paralelo su cuerpo se iba deteriorando a pasos agigantados, siendo devorado por los medicamentos.
Durante esta etapa en el club alemán, el exdelantero croata nacido en Alemania recibió analgésicos prescritos de forma sistemática para competir al mejor nivel. Pero mientras era medicado, el futbolista sufría una enfermedad renal no diagnosticada. De modo que los medicamentos no solo enmascararon el problema, sino que fueron un agravante para empeorar su situación.
Dos trasplantes en una semana
De este modo, en 2007, mientras aún militaba en el Werder Bremen, Klasnic fue sometido a un trasplante de riñón donado por su madre. El cuerpo del jugador rechazó el órgano y tuvo que ser intervenido de nuevo en la misma semana, pero esta vez con un riñón donado por su padre. La operación fue un éxito, pero no sería la definitiva, porque más tarde su salud volvió a verse afectada.
Tras su etapa en el Bremen jugó en el Nantes francés, el Bolton Wanderers inglés y el Mainz alemán, donde colgó las botas en 2013. El transcurso de los años evidenció nuevos problemas de riñón y tuvo que ser sometido a un tercer trasplante. Desde entonces vive medicado y vulnerable a las enfermedades.
Tal y como asegura en un documental producido en Alemania, la negligencia médica le ha asomado al final de su vida. “Podría morir en cualquier momento”, asegura Klasnic, que se presenta como una víctima de las exigencias del deporte profesional, del precio que se puede pagar por tratar de rendir al mejor nivel.
Denuncia por negligencia
Durante su etapa en el Bremen, el exinternacional croata –jugó 41 partidos con la selección y anotó 12 goles– tomó acciones legales contra el club, en concreto contra sus médicos, a quienes acusó de negligencia. Entonces comenzó un litigio que se ha prolongado durante doce años. En 2020 Klasnic resultó vencedor. El club tuvo que indemnizarle con 4,5 millones de euros por los daños generados, además de con 100.000 euros por las negligencias de los dos médicos que le trataron y con un sueldo compensatorio por no poder seguir jugando al fútbol. El croata colgó las botas a los 33 años.
Al respecto, el exatacante asegura que “no importa el dinero que haya recibido como compensación, no recuperaré mi salud”. “Estoy enfermo y necesito pastillas para poder seguir adelante. Tengo que estar agradecido de que todavía estoy vivo”, dice. “Por supuesto que estoy furioso. No le deseo a nadie lo que he pasado”, sostiene. En la actualidad tiene que recibir sesiones diarias de diálisis.
Klasnic ha relatado su historia, pero su experiencia en diferentes equipos profesionales le ha llevado a denunciar que “es difícil prescindir de analgésicos si se quiere rendir al máximo en el campo. No creo que se pueda practicar ningún tipo de deporte profesional sin utilizarlos”.