La expedición realista a Múnich había llegado a Zubieta bien entrada la madrugada. Pero apenas diez horas después, a las dos del mediodía, Natalia Arroyo comparecía ya en una rueda de prensa marcada por la resaca post Champions. Ubicada entre la derrota ante el Bayer y la visita liguera mañana al Sevilla (16.00 horas), la comparecencia también cogió a la entrenadora catalana nadando entre dos aguas de sensaciones opuestas. “Me pilláis aún con ese debate interno entre cuánto tenemos que estar de orgullosas, por expresarnos desde nuestra identidad en la eliminatoria, y cuánto debemos asumir también que todavía no hemos alcanzado el nivel necesario para estos partidos”.

“Ahora nos toca asimilar la experiencia y terminar de digerir la eliminación, por mucho que esta supusiera una opción muy probable. Estamos fastidiadas, aún con ese punto de ingenuidad que te deja el haber creído posible la clasificación. Nos tocamos las mejillas y comenzamos a interiorizar ya que nos han dado un par de bofetones. Así que lo que debemos hacer ahora es utilizar estos dos partidos como listón para convertirnos en mejor equipo día a día”, agregó Arroyo, lanzando ya una especie de transición hacia lo que espera a partir de mañana en tierras andaluzas.

Volver a intentar acceder a la Champions pasa por repetir billete en la liga, torneo que vuelve a escena sin apenas tiempo para el descanso. “El Sevilla se ha movido bien este verano, firmando gente con experiencia. Además, su proyecto goza ya de cierta continuidad. Lo que pasa es que han arrancado el campeonato midiéndose al Atlético de Madrid y al Valencia”, argumentó la preparadora txuri-urdin para explicar el mal inicio de las hispalenses, que no han puntuado aún.