A pesar de que tradicionalmente la provincia de Álava ha sido conocida por la producción y calidad de su patata, el final de la década de los 80 y principios de los 90 estaban siendo unos años difíciles para el sector. En 1986, España ingresó en la CEE, abriendo así las fronteras a los productos que llegaban de otros países del norte de Europa, lo que derivó en una disminución de la demanda de las patatas de semilla cultivadas en el territorio y en la devaluación del precio de las mismas.

Al mismo tiempo, las cadenas de la gran distribución empezaban a exigir un producto más homogéneo que estuviese envasado en formatos más pequeños y que se adaptara mejor a las exigencias de los consumidores de aquel momento. Por lo que una posible salvación para el sector era orientar la producción hacia esas nuevas exigencias del mercado.

Fue en ese contexto cuando en el año 1993 nació UDAPA, una cooperativa de segundo grado participada por productores de patata, gestores y empresariales y trabajadores, con la intención de innovar, mejorar y profesionalizar los procesos de producción, manejo y comercialización de las patatas.

La cooperativa Udapa nació con el objetivo de recuperar y profesionalizar el cultivo de la patata en el territorio alavés y con la intención de generar valor en torno a un producto básico y muy banalizado en aquel momento, como era la patata. Hoy, tres décadas después, apela a la sostenibilidad, al desarrollo social y a la innovación para continuar estableciendo su compromiso inicial, contribuyendo a que, tanto desde las cadenas de la gran distribución, como por parte de los consumidores, se le dé a la patata la importancia que merece.

Udapa contribuye a que, tanto desde las cadenas de la gran distribución como por parte de los consumidores, se le dé a la patata la importancia que merece

Empleo y viabilidad para los agricultores

Udapa vela por el interés de las personas que forman parte de la misma, generando empleo digno y de calidad, y contribuyendo al desarrollo económico y social del entorno. En este sentido, Udapa tiene una relación contractual con agricultores, socios y colaboradores que les permite aumentar las certidumbres de cada campaña garantizando en todo momento la viabilidad de sus negocios. Además, dichos contratos tienen unas variables que se negocian año a año, permitiéndoles así paliar el incesante incremento de los costes de producción.

En la actualidad, la cooperativa cuenta con 19 socios y socias, más 14 colaboradores y colaboradoras del territorio alavés, pero a lo largo de estas tres décadas han trabajado junto a muchas personas más. La mayoría de los agricultores y agricultoras actuales, además, forman parte del llamado relevo generacional, puesto que fueron sus padres y madres quienes pertenecían a la cooperativa cuando ésta comenzó a andar.  

Ahora, inmersa en la celebración de su 30 aniversario, Udapa se compromete a “continuar trabajando para conseguir que en los campos alaveses se mantengan o se amplíen las hectáreas destinadas a la producción de este cultivo”; y “seguir ayudando al sector a hacer frente a los desafíos que se le presentan, para que nuestros agricultores y agricultoras puedan obtener mejores cosechas y sigan velando por el cuidado del medioambiente, por el desarrollo del entorno y por la producción de nuestros alimentos”.

Calidad y especialización


La presencia de agricultores en Udapa les permite controlar de primera mano todo el ciclo productivo de la patata, alcanzando así los más ambiciosos estándares de calidad, especialización y diversificación del producto, y les ayuda a responder de una manera ágil y rápida a las demandas del mercado.


Una de las grandes apuestas de la cooperativa ha sido por la producción, comercialización y consumo de la patata de Álava certificada con los sellos Eusko Label y Euskal Baserri, que defienden el trabajo de los agricultores, garantizando el origen y la calidad del producto.


Y es que cabe resaltar que no toda la patata que se cultiva en Álava obtiene el sello Eusko Label, ya que para eso es necesario que se cumplan una serie de requisitos tales como proceder de un tubérculo de siembra certificado, ser producida a partir de las bases establecidas en la denominada producción integrada, y no tener fuertes deformaciones, golpes o enverdecimientos.


En estas tres décadas han sido miles las toneladas de patata de Álava con Eusko Label que Udapa ha comercializado en el mercado. En los últimos años, además, ha ido incrementando el número de consumidores que perciben la patata alavesa como un alimento de gran calidad culinaria, por lo que cada vez es más demandada fuera del territorio.