La Comisión Mixta del Concierto Económico celebrada esta semana merece una trascendencia que no cabe relativizar, pese a que el desarrollo previo del nivel de autogobierno fiscal era ya vanguardia en Europa. Desde una perspectiva política, la Comisión ha servido para dar un impulso significativo a los acuerdos comprometidos por el presidente español, Pedro Sánchez, con el PNV en materia de profundización y reconocimiento del autogobierno. En el apartado fiscal, se está alcanzando un techo que pondrá fin a la incongruencia arrastrada en las últimas décadas y que no permitía proyectar la auténtica y plena dimensión de las Haciendas Forales. En este sentido, la disposición de los Territorios Históricos de estas herramientas de soberanía fiscal no siempre ha estado refrendada por una actuación coherente en el desarrollo del ordenamiento del Estado. La realidad que ha costado digerir 45 años es que en el ámbito del Estado español existen cinco Haciendas plenas –las cuatro forales y la de régimen común– y que la oportuna coordinación entre ellas no puede implicar supeditación. En consecuencia, la competencia de la gestión de todo el entramado impositivo debería haber sido una consecuencia natural de este modelo y, sin embargo, ha hecho falta la necesidad política de una aritmética parlamentaria para materializarlo. Los impuestos transferidos a las Haciendas vascas pueden no parecer fundamentales, en cuanto al volumen de recaudación que les acompaña, pero sí son sustanciales en materia de gestión para facilitar la operativa de empresas con una mayor agilidad. Como muestra, el botón de la ventaja –en el caso del IVA a las importaciones– de no tener que anticipar parte de su tesorería durante meses hasta que se liquidara el impuesto. Con los 14 impuestos ahora adaptados se amplía el margen para la atracción de inversiones y talento. No resulta baladí tampoco la habilitada presencia en los foros fiscales europeos y el Ecofin. Es en ellos donde se debaten y toman en consideración los aspectos de la orientación fiscal común y esto hace trascendente el acceso a su información, anticipar los ejes de las políticas de cohesión y la posibilidad de aportar la visión y experiencia fiscal de Euskadi y sus administraciones. En definitiva, autogobierno y soberanía con efectos prácticos.
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