La estadística económica en el marco estatal y europeo indica hasta qué punto es imprescindible superar el impasse del choque político en torno a la investidura de Pedro Sánchez y dirigir las fuerzas hacia medidas de estabilización y reactivación de la economía. Eurostat publicaba los datos del PIB en el tercer trimestre y este registraba una contracción del 0,1% en la zona euro. La parte positiva es que se trata del ciclo de subida de tipos de interés y mayor incertidumbre. La negativa se complementa con los datos de inflación, que indican que el rigor en los tipos de interés aplicados por el Banco Central Europeo (BCE) ha logrado contener solo en parte el impacto de los precios pero dificulta la actividad hasta que solo los sectores financieros salen beneficiados nítidamente de esta estrategia, al aumentar sus márgenes. Según la evolución de los precios al consumo en el Estado (IPC), la tasa interanual se ha contenido en el 3,5% –igual que en la Comunidad Autónoma del País Vasco y dos décimas por encima que en Navarra– pero los precios de los alimentos se han elevado entre el 9% y el 10%. La presión de las autoridades europeas para poner fin a las medidas excepcionales del Gobierno de Pedro Sánchez para reducir el impacto de los precios augura un nuevo repunte hacia final de año. Los cálculos de los expertos sobre la eventual devolución del IVA de los alimentos a sus tipos habituales fijan un alza de cuatro décimas del IPC. El compromiso de Sánchez de no hacerlo solo alcanza a junio y, aún así, mayor será el efecto de suspender medidas frente a los precios de la energía: hasta un 1%. Solo con este factor, la presión inflacionista podría arrancar el año por encima del 4,5% pese a la estrategia del BCE de dificultar el crédito. En la ecuación sigue fallando que esta crisis de precios no se sostiene en la demanda sino en causas ajenas a los consumidores, como son las energías, la inseguridad en suministros y el encarecimiento de los cereales, que repercuten en toda la cadena alimenticia. En 2021 uno de cada cuatro españoles y uno de cada cinco vascos ya necesitaron gastar más de lo que ingresaron. Solo con su esfuerzo o con la compensación de salarios acorde al IPC no se va a frenar la tendencia. Reducir la dependencia energética y de bienes básicos externalizados de la zona euro no será inmediato pero es el camino a explorar.