El grave incidente que provocó el jueves la desconexión total de la central nuclear ucraniana de Zaporiyia del sistema eléctrico del país ha disparado todas las alarmas sobre seguridad atómica y las posibilidades de un accidente radiactivo que tendría consecuencias trágicas en toda Europa. No es para menos. Los intensos combates con profusa utilización de armamento entre las fuerzas rusas y ucranianas en las inmediaciones de la central suponen un serio riesgo de seguridad para una instalación obligada a funcionar de manera precaria. El propio Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) no excluye la posibilidad de un accidente “en medio de una guerra”. El factor nuclear ha estado presente desde el principio en el conflicto entre Rusia y Ucrania. De hecho, la escalada de tensión, la invasión y la guerra que acaba de cumplir seis meses no pueden entenderse sin tener en cuenta la abrumadora capacidad de armamento nuclear que atesora Rusia. Es el miedo a una gran conflagración nuclear de carácter global lo que, en realidad, ha posibilitado la invasión rusa sin que se opusiera una intervención internacional, dado el poderío atómico del Kremlin. Vladímir Putin y sus dirigentes han utilizado como un arma de guerra más durante todo este tiempo el justificado miedo de Occidente a una deriva del conflicto hacia un combate nuclear que sería catastrófico para mantener su amenaza. Lo que caracteriza la actual situación es la nueva amenaza que supone cualquier tipo de accidente sobre una central nuclear en uso. La de Zaporiyia, la instalación atómica más grande de Europa, se mantiene ocupada por las fuerzas rusas desde marzo pasado, aunque los operadores ucranianos siguen trabajando en ella. En este escenario, los riesgos de un potencial accidente atómico son “reales”, como ha reconocido el director general del OIEA. Más allá del cruce de acusaciones sobre la culpabilidad del último incidente, solo el cese inmediato de los combates en la zona de Zaporiyia, la intervención urgente en la central como autoridad internacional en asuntos atómicos de la OIEA con el objetivo de garantizar la seguridad, reparar y restablecer los sistemas dañados y estabilizar la instalación y mantener una vigilancia constante, así como la desocupación de la misma de las fuerzas rusas puede evitar el riesgo de un desastre de consecuencias catastróficas. l