La pandemia del COVID-19 cogió por sorpresa no solo a toda la población mundial, sino también a una economía en vías de crecimiento después de unos duros años tras la crisis financiera del 2008. Con el confinamiento, los pequeños y grandes negocios echaron el cierre y en consecuencia la gran parte de la actividad económica quedó paralizada. Muchas empresas echaron mano de los ERTEs para evitar la quiebra, mientras que los trabajadores han podido mantener su empleo gracias a los expedientes . En este clima pesimista, las cooperativas vascas también han quedado “tocadas” por el coronavirus, aunque la mayoría de ellas han podido resistir gracias a su capacidad solidaria.

Con el objetivo de simplificar la imagen y reforzar su función de lobby, el mundo cooperativo vasco llevó a cabo a finales de abril, en plena pandemia, un proceso de unificación organizativo. La hasta ahora Federación de Cooperativas de Euskadi (Erkide), compuesta por varias estructuras organizativas y diversas federaciones, pasó a llamarse Konfekoop. De esta forma, las cooperativas vascas de todo tipo han quedado englobadas dentro de una organización que está, asimismo, dividida internamente en tres organismos: por un lado, la Confederación de Cooperativas de Euskadi Konfekoop asume las labores de representación y lobby; por otro lado, el Consejo Superior de Cooperativas de Euskadi es el encargado de promocionar y difundir el cooperativismo, mientras que Elkarlan tiene la labor de fomentar la constitución de nuevas cooperativas y consolidar las recientemente creadas.

Tras la reestructuración, Konfe-koop es a día de hoy una de las organizaciones más representativas del ámbito económico vasco. Con cerca de 1.235 cooperativas censadas, la organización logró sumar durante el pasado año a más de un centenar de nuevas cooperativas. En cuanto a puestos de trabajo, las cooperativas asociadas generaron cerca de 2.000 empleos durante el 2019, incrementando el número de personas que trabajan en alguna de las empresas censadas a 56.362.

Estas buenas cifras son fruto de un modelo económico que incorpora una vertiente social fundamental para el éxito de las empresas. Valores como la solidaridad o la ayuda mutua han sido esenciales para que las cooperativas hayan sabido reaccionar a la crisis creada por el COVID-19. Junto a la preservación de la salud, el mantenimiento del empleo ha sido uno de los principales objetivos de las cooperativas durante esta dura etapa. Gracias a su poder de autogestión, las empresas asociadas a Konfe-koop han podido adaptarse mejor a la “nueva realidad” a base de reorganizar los negocios, fomentar la flexibilidad o ayudándose entre ellas.

Impacto del COVID-19

Entre las cooperativas que forman Konfekoop, la pandemia ha tenido un impacto diferente dependiendo el sector y el tamaño de cada empresa. El sector agroalimentario, por ejemplo, ha podido amortiguar el golpe absorbiendo personal de otras cooperativas, lo que ha permitido a las cooperativas recuperarse en mejores condiciones. En cuanto a las cooperativas de consumidores, se ha priorizado asegurar el suministro tanto de alimentos como de electricidad a las familias vulnerables, así como garantizar la seguridad de los consumidores.

El sector de la enseñanza ha sido quizás el que más ha notado el impacto de la crisis, ya que de un día para otro los centros educativos tuvieron que cambiar el modelo de enseñanza desde las aulas hasta las videoconferencias. Las cooperativas educativas han trabajado duramente para no dejar a nadie atrás y de cara al próximo curso existe una gran incertidumbre de si se podrá garantizar la distancia física entre los alumnos.

Por su parte, el ámbito financiero y de crédito también tuvo que reinventarse de manera urgente, aunque tras haber realizado una inversión digital y tecnológica anteriormente pudieron asegurar el servicio a los clientes y la continuidad del negocio. Laboral Kutxa registró en el mes de abril un incremento del 25% de las operaciones online, lo que constata el proceso de digitalización de los clientes durante el confinamiento.

Konfekoop es una de las organizaciones más representativas de la economía vasca