La SNCB sucumbe a las presiones internas en Bélgica y pospone reanudar su 'contrato del siglo' con CAF
Un doble análisis independiente reafirma la elección de la ferroviaria pública hacia la empresa guipuzcoana, pero evita tomar la decisión
El consejo de administración de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles de Bélgica (SNCB/NMBS) ha pospuesto la decisión de reconsiderar a CAFcomo socio preferente del denominado contrato del siglo, de un valor de 1.695 millones de euros iniciales que pueden llegar a 3.400 millones. Todo apuntaba a que este viernes la compañía de Beasain volvería a ser elegida, pero las fuertes presiones políticas, presentes en el órgano de dirección que antes había optado por CAF por unanimidad, han obligado a aplazar la decisión.
Todo estaba a punto para que desde este viernes la SNCB y CAF pudieran retomar las conversaciones que derivaran en la definitiva adjudicación y el relevo de los trenes de cercanías AM30. Después de que en respuesta al recurso de Alstom y Siemens Mobilityel Consejo de Estado de Bélgica fallara a mediados de abril que la sociedad pública debía justificar mejor la elección de CAF como socio preferente, la SNCB ha desarrollado un doble trabajo, tanto técnico como jurídico, para respaldar su postura en un proceso de licitación de carácter europeo. Y las conclusiones volvían a apuntar a CAF.
Comunicado oficial de la SNCB
En un comunicado hecho público a primera hora de la tarde de este viernes, la SNCB explica que su consejo de administración ha revisado "los documentos presentados y las respuestas de la dirección a las observaciones del Consejo de Estado".
De igual manera, el órgano de dirección "tomó nota de la opinión legal externa y del análisis técnico externo independiente, que el propio consejo de administración había pedido recabar, y que validan las evaluaciones realizadas" por la empresa y que habían derivado en CAF como la mejor propuesta.
Esos “informes independientes”, que incluso ampliaban la ventaja inicial de CAF respecto a Alstom según el diario L’Echo, llegaban este viernes al consejo de administración y distintos rotativos de la prensa belga como De Standaard daban ya por sentado que habría fumata blanca para retomar las negociaciones con CAF.
Sin embargo, reza el comunicado oficial, "el consejo de administración tomó nota de los elementos de motivación adicional del expediente sobre los que tomará decisión en su próxima reunión".
"Elementos de motivación adicional"
Esa expresión final del comunicado de la ferroviaria belga ("elementos de motivación adicional") no es baladí: se refiere a las fortísimas presiones que sobrevuelan a la decisión, y que dirigentes de distintos partidos políticos que forman parte del consejo de administración han llevado a la reunión de este viernes.
Distintas crónicas como la de la televisión regional flamenca Focus WTV y el diario especializado Trends-Tendances —el medio que avanzó en marzo la elección de CAF como candidato preferente— ya explican que representantes de los democristianos (CD&V), liberales (VLD) y socialistas (PS) son los que más fuerza han hecho para, como mínimo, aplazar la decisión.
Incluso por encima del doble informe técnico-jurídico independiente que avala la decisión inicial de designar a CAF por unanimidad y abrir con la compañía de Beasain unas conversaciones que deriven en la adjudicación definitiva si las conversaciones terminan de manera exitosa.
Presiones sindicales y políticas
La decisión de aplazar la elección pone fin a una nueva semana precedida de más presiones sindicales en Bélgica, a través de declaraciones en distintos medios que presionaban al consejo de administración de SNCB ante su reunión de este viernes, 27 de junio.
Alstom tiene dos plantas en Bélgica: un centro de alta tecnología en Charleroi, donde emplea a más de 1.000 personas; y un centro de producción en Brujas, que podría perder entre 600 y 800 trabajadores si no logra de inmediato incrementar sus proyectos.
Además del mantenimiento de trenes, la planta brujense tiene una carga de trabajo que acabaría en abril de 2026, que es cuando debe terminar el pedido de la construcción de los M7, vagones de dos pisos estrenados en 2018 y que sirven para atender a la red interurbana belga.
Presión de los sindicatos; “poco entusiasmo” político
El sindicato ACV-CSC-Metea, una confederación cristiana de sindicatos textiles y del metal, volvió a abrir fuego el domingo con un comunicado en el que alertaban de que la elección de la ferroviaria pública por CAF supondría “un golpe mortal para Alstom en Brujas”.
Ante esta circunstancia, la central cargó contra las autoridades políticas, que conviene no olvidar, tomaron la decisión de CAF por unanimidad: “Hay poco entusiasmo por parte de los gobiernos federal y flamenco. Desde el principio, se han escudado en el marco legal de las licitaciones”.
“Sin embargo, las quiebras y la pérdida de empleos en nuestra industria manufacturera alcanzaron su punto máximo el año pasado”, añade el sindicato que reúne a 1,6 millones de afiliados, que obvia la legislación europea que a empresas como la propia Alstom le permiten aspirar a contratos en toda la Unión Europea como si fuera su Francia natal.
El sindicato, que estos meses ha clamado a los cuatro vientos que políticos y empresarios optaran por procesos de contratación “chovinistas”, asegura en su comunicado que “los empleados de Alstom y sus proveedores piden al Consejo de Administración de SNCB/NMBS y a los gobiernos federal y flamenco que apuesten por el empleo y la producción en su propio país”.
El partido ecologista Groen, que tiene al menos a un representante en el consejo de administración, en las últimas horas ha vuelto a la carga con la crítica al tranvía de Jerusalén en el que participa CAF: “Esta orden convierte al SNCB/NMBS y a nuestro país en cómplices de la ocupación de los asentamientos ilegales israelíes”.
Ante estas críticas, el ministro de Movilidad y Clima, Jean-Luc Crucke, había sido taxativo al señalar que esa cuestión, extensiva también a los proyectos de Alstom en Israel, no suponía problema legal para la licitación de los AM30 en cuestión, más cuando Bélgica mantiene relaciones diplomáticas y comerciales con Israel.
Las opciones sobre la mesa
En este contexto de presiones y resoluciones del Consejo de Estado, el consejo de administración de la SNCB que preside Thibaut Georgin afrontaba varias vías para salir de la suspensión que decretó en abril el Consejo de Estado (una suerte de contencioso-administrativo). Entonces censuró que la sociedad pública no había sido lo suficientemente transparente a la hora de explicar la elección de CAF como opción preferente.
Ante esto, la dirección de la SNCB podía ratificar la decisión que tomó en febrero y explicarla mejor, como pedían los tribunales; reabrir las negociaciones con las tres aspirantes (CAF, Alstom y Siemens) o incluso volver a licitar el contrato, lo que retrasaría la sustitución de las actuales unidades —con 50 años de antigüedad en algunos casos— durante al menos cuatro años más.
En una de las contadas intervenciones públicas, el responsable de CAF para el Benelux y Alemania, Koen de Clercq, explicó en el diario L’Écho que demorar la incertidumbre era perjudicial para todas las partes: “El contrato establece una indexación automática de costes. Cuanto más se alargue el procedimiento, más caro será, independientemente del proveedor que finalmente se elija”.
“Además, aplazar la sustitución de los trenes antiguos también supone un coste para la SNCB. Cuando un coche envejece su mantenimiento es más caro, lo mismo que ocurre con los trenes”, avisaba De Clercq, que se mostraba “confiado” en un éxito final que vista la decisión de este viernes, aún deberá esperar: “Estoy convencido de que SNCB respetará las normas de evaluación actuales”.
El contrato inicial, de un valor estimado de 1.695 millones de euros, supone la construcción de 180 trenes que pueden terminar siendo el triple: 600 unidades a cambio de 3.400 millones y prolongar la carga de trabajo de 2032 a 2037. En Bélgica lo denominan “el contrato del siglo”.
CAF, Alstom y el ‘contrato del siglo’ en Bélgica: las ocho claves de una licitación multimillonaria
Críticas del ministro a su antecesor
En el mercado único europeo, no es legal limitar la opción de participación de empresas como CAF en concursos de nivel europeo que se abran en países como Bélgica. Ante eso, en el último mes se sugirió introducir en la licitación una cláusula medioambiental vinculada a la fabricación local.
En esta línea, el ministro Crucke ha lamentado que su antecesor, el ecologista Georges Gilkinet, no introdujera en el contrato dicha cláusula que de manera indirecta hubiera favorecido a las empresas con plantas de construcción en Bélgica, como Alstom en Brujas.
En declaraciones que recoge Trends-Tendances, el ministro rechaza la sugerencia de su antecesor de activar el precepto legal que le facultaría a revocar la hipotética resolución de la SNCB en favor de CAF vistas las necesidades urgentes que tiene la ferroviaria de renovar su material rodante.
Y dejó un recado al ecologista que le había sugerido desautorizar la hipotética decisión de la SNCB: “Me resulta bastante interesante, sobre todo porque en el pliego de condiciones faltaba la cláusula ambiental. Que un ministro verde olvidara esta cláusula resulta un poco cómico...”.
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