El consejo de administración de la Sociedad Nacional de los Ferrocarriles de Bélgica (SNCB, en sis siglas en francés; NMBS en flamenco) ha decidido este viernes posponer la reelección de CAF como socio preferente para adjudicarle la renovación de la flota de los regionales AM30. Un contrato de 1.695 millones de salida, que puede alcanzar los 3.400 millones y que ha sido objeto de fuerte controversia empresarial, política y social en Bélgica.

Qué: el contrato del siglo

El objeto de disputa es un contrato para construir un lote inicial de 180 trenes para relevar los actuales AM30 de la SNCB/NMBS, la ferroviaria belga en sus siglas en francés y flamenco.

A finales de 2022, la sociedad pública lanzó una licitación europea a la que se presentaron la guipuzcoana CAF —que cuenta con la gama de trenes CAF Civity para atender a estos cercanías—, la francesa Alstom y la alemana Siemens Mobility.

Cuánto: más de 1.500 millones

El contrato inicial asciende a 1.695 millones de euros, que puede alcanzar los 3.400 si los 180 trenes iniciales llegan a los 600, lo que le ha valido la denominación de ‘contrato del siglo’ en Bélgica.

La comparación da una buena idea de la dimensión del contrato: esos 1.695 millones de euros superan en casi un 40% el presupuesto ordinario de la Diputación Foral de Gipuzkoa en este 2025 (1.218 millones) y son más que la décima parte de las cuentas del Gobierno Vasco (15.728 millones).

En el caso de que los trabajos se desarrollen plenos hasta los más de 3.400 millones, superaría todo el presupuesto anual de un departamento como el de Educación (3.247,5 millones).

Duración: hasta 12 años

Otra de las claves del contrato es la carga de trabajo que supone. Se espera que las primeras unidades se puedan entregar entre finales de 2029 y comienzos de 2030, mientras que el trabajo debería estar completo para 2032.

En el caso de que esos 180 trenes se amplíen a 600, la carga de trabajo para las plantas encargadas de la construcción de todos estos trenes puede llegar a los 12 años.

Una decisión por unanimidad

El consejo de administración de la SNCB/NMBS eligió por unanimidad a CAF como candidato preferente para hacerse con el contrato e inició las conversaciones que derivarían en la adjudicación. El director general de Alstom en el Benelux, Bernard Belvaux, calificó la decisión de “chocante” y anunció recurso ante el Consejo de Estado. También recurrió Siemens Mobility.

Críticas a la SNCB: piden chovinismo

Belvaux envió una carta a representantes políticos y en Bélgica se desató una pequeña tormenta tras la decisión de la SNCB/NMBS. El principal sindicato, ACV-CSC-Metea, cargó contra los políticos y los empresarios, a los que acusó de esconderse en la legislación europea en lugar de fomentar la mano de obra local, y les pidió ser “chovinistas” para proteger entre 600 y 800 puestos de trabajo directos en la planta de Alstom en Brujas.

En otras palabras, Alstom y los sindicatos parecen fíar la continuidad de dicha planta a conseguir el denominado contrato del siglo.

Contundente respuesta de la SNCB

Ante el alud de críticas, a las que se sumaron representantes de partidos políticos que habían dado luz verde en el consejo de administración, la sociedad pública fue clara: en una licitación europea como esta no se podían introducir requisitos ‘chovinistas’: “La legislación europea no lo permite”.

Además, pese a que la oferta de CAF era 107 millones superior a la de Alstom, deslizaba que su propuesta de CAF en los criterios técnicos (plazos de entrega, etc.) era mejor que la de la multinacional francesa: “Una oferta de mejor calidad podría, por ejemplo, reducir los eventuales problemas a la hora de ejecutar y cumplir el contrato”.

En su comunicado de este viernes y tras el fallo del Consejo de Estado, el doble análisis independiente encargado por la SNCB ha vuelto a quedar ratificado que la oferta de CAF es mejor que la de Alstom.

En todo este debate con tres empresas aspirantes de las que ninguna es belga, voces como el exministro de Economía galo Bruno Le Maire se han pronunciado sobre la polémica, mientras los gobiernos Vasco y español han guardado silencio.

El Consejo de Estado se pronuncia

Esta especie de tribunal contencioso-administrativo atendió a los recurrentes y paralizó las conversaciones entre la SNCB y CAF: la sociedad pública no había sido lo suficientemente transparente a la hora de argumentar su elección.

La ferroviaria tenía entonces tres opciones principales sobre la mesa: volver a licitar el contrato (unos cuatro años de retraso), volver a entablar conversaciones con las tres aspirantes o confirmar su decisión inicial con una explicación más prolija, que era la que tenía lista al comenzar el consejo de administración de este viernes.

Y ahora, ¿qué?

La SNCB mantiene la parálisis que decretó el Consejo de Estado y debe esperar al menos a la siguiente reunión del consejo de administración para reanudar las conversaciones con CAF, candidato preferente.

La voluntad de la empresa, refrendada por un doble informe técnico-jurídico independiente, es clara. La cuestión es si los representantes políticos del consejo de administración saltarán por encima de ellos.