Como ocurre con todas las guerras, el enfrentamiento de BBVA y Banco Sabadell vive cada día pequeñas batallas que alimentan la hostilidad, sin que haya un ganador claro en ellas, pero con mucho ruido. Ruido que también procede de agentes externos como los partidos políticos o el Gobierno español, que no oculta su rechazo a la OPA hostil de la entidad financiera vasca sobre la catalana con argumentos que no utilizó cuando la operación estaba planteada como una fusión amistosa.

Su oposición llega hasta de los ministros que no están relacionados con la materia. Lo hizo ayer por ejemplo el ministro de Transporte y Movilidad, Óscar Puente, que aseguró que el Gobierno “hará lo que esté en su mano” para que la OPA no salga adelante.

Operación

En declaraciones en el Ayuntamiento de Alicante, donde en estos momentos está la sede fiscal del Sabadell que se trasladaría a Bilbao, Puente dijo que el Ejecutivo central no ve “necesaria ni útil esta operación” porque “no contribuye a mejorar la situación del sistema bancario en España”. El gabinete de Pedro Sánchez se escuda en un excesivo nivel de concentración bancaria en España y el previsible impacto negativo en el empleo como principales argumentos para vetar la absorción.

Mientras el presidente de BBVA, Carlos Torres, defiende que la operación “es buena” para los dos bancos, sus accionistas y empleados, las familias y las empresas, sin entrar en detalles, el Ejecutivo español esgrime todo lo contrario. El Ministerio de Economía insistió en su rechazo a la OPA “tanto en el fondo como en la forma”. El propio titular de la cartera, Carlos Cuerpo, advirtió de que la última palabra sobre la eventual fusión la tiene el Ministerio, después de que fuentes de su departamento trasladaran desde primera hora que la operación introducía efectos lesivos potenciales en el sistema financiero español.

Vista de la antigua sede del BBVA en Barcelona. EFE

En primer lugar, a ojos de Economía, supondría un incremento en el nivel de concentración que podría tener impacto negativo en el empleo y en la prestación de servicios financieros, algo que BBVA niega con el argumento de que la concentración no implica menor competencia. Además, el Ministerio considera que un excesivo nivel de concentración introduciría un riesgo potencial adicional a la estabilidad financiera, si bien el BCE aboga cada vez más por la creación de grandes competidores bancarios europeos y ha llamado incluso en más de una ocasión a que haya fusiones transfronterizas.

El tercer argumento del Ejecutivo es que la fusión afectaría también a la cohesión territorial por la presencia de estas entidades financieras en el territorio. La cuota de mercado del nuevo grupo sería muy significativa tanto en Catalunya como en la Comunitat Valenciana.

El presidente del BBVA respeta todas esas opiniones, pero recordó que existe el precedente reciente de la fusión de CaixaBank y Bankia, que creó en España un grupo mayor que el que resultaría de la unión del BBVA y el Sabadell, sin pasar por alto el “encaje estratégico” que el banquero defiende por la complementariedad de los negocios.

Imagen de la Junta General del Banco Sabadell EP

El Gobierno y el Ministerio de Economía, entonces con Nadia Calviño al frente, aprobó la fusión de CaixaBank y Bankia, participada por el Estado desde su rescate. La tesis ahora es que España tiene actualmente un sistema financiero “fuerte y solvente”, y el Gobierno debe velar por mantenerlo sólido y que siga contribuyendo al crecimiento de la economía y a la agenda de inclusión financiera y protección de los clientes.

Frente a esa beligerancia, el presidente del EBB del PNV, Andoni Ortuzar, dijo ayer que, desde una “lógica política vasca”, él también espera que la OPA hostil de BBVA sobre el Banco Sabadell “no redunde en contra de la posición del banco en Euskadi, que ya es bastante corta”. Al mismo tiempo defendió el mantenimiento de la sede en Euskadi

A su juicio, “a medida que pase el tiempo” se va a ir viendo “que se clarifican las cosas” de tal modo que se verá “a los dueños del Banco Sabadell decir si quieren o no la OPA”, mientras que “la política también bajará el diapasón pasadas las elecciones, y lo que ahora es imposible pues luego será en función de”.

“Lo relevante es que miremos también qué va a pasar con los trabajadores y trabajadoras y con los consumidores en una operación de ese estilo”, finalizó Ortuzar en una entrevista en Radio Popular.

Respaldo del mundo económico

Al margen del mundo político, la Asociación Española de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas (Aemec) afirmó que “siempre está a favor” de las Ofertas Públicas de Adquisición, procedan de un banco o de cualquier otra empresa, y que el Gobierno, con la legislación vigente, no puede vetar la de carácter hostil formulada por BBVA sobre el Sabadell, señalaron fuentes de la organización a Europa Press.

Añadieron que, “por definición”, cuando una empresa tiene acciones y cotiza en Bolsa puede ser objeto de formular o recibir una oferta de compra. “Si encima es con prima, el accionista siempre está a favor de ofertas de compra que mejoren las condiciones de las acciones que tiene”, argumenta la asociación.

Por su parte, el presidente de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet, lamentó en una conferencia en Cámara Bilbao que en la OPA se manejen conceptos desde una perspectiva “más política que de cálculo económico” cuando se afirma que mayor concentración bancaria dificultaría el acceso a la financiación de empresas por una reducción de competencia en el sector. En su opinión, aunque ese riesgo existe”, no cree que “ésa sea la intención” del banco vasco, por lo que “no estaría especialmente preocupado”.