CaixaBank ha anunciado la creación de una oficina específica dedicada a la inteligencia artificial. Esta nueva estructura dependerá de la dirección de Medios y trabajará de forma transversal para todo el grupo. El objetivo de la iniciativa es doble: asegurar que todos los proyectos tecnológicos cumplan con las leyes actuales y futuras, y garantizar que estas herramientas sirvan para ganar dinero y mejorar el negocio, no solo por innovar.

La nueva oficina será la responsable de vigilar todo el funcionamiento de las aplicaciones de IA que use el banco. Esto se aplica tanto a los programas que desarrolle la propia entidad como a los que contrate a proveedores externos. Su labor abarcará todo tipo de tecnologías, desde asistentes virtuales y modelos generativos hasta sistemas de aprendizaje automático. De esta forma, CaixaBank quiere adelantarse a las normas que prepara Europa y evitar riesgos legales.

Una de las características principales es que funcionará como una "ventanilla única". Esto significa que cualquier trabajador del banco, sin importar su departamento o dónde esté su oficina, podrá contactar con este equipo para hacer preguntas técnicas o proponer nuevas formas de usar la tecnología. Para poder responder a todo, la oficina tendrá un equipo con perfiles muy variados: habrá expertos en datos e ingenieros informáticos, pero también especialistas en leyes y ética.

Esta decisión forma parte del Plan Estratégico 2025-2027. El banco quiere renovar la forma en la que atiende a los clientes y mejorar sus ventas, y considera que la inteligencia artificial es fundamental para lograrlo.

Una inversión de 5.000 millones bajo control ético

El plan del banco incluye una inversión de 5.000 millones de euros en tecnología para los próximos tres años. Para gestionar este presupuesto, la nueva oficina aplicará unos principios de "Inteligencia Artificial Responsable", tal y como ha definido la propia entidad. Esto significa que no solo se mirará la rentabilidad económica. La oficina decidirá las normas de uso y la estrategia a largo plazo para que la tecnología respete los valores del banco.

Se trata de crear una cultura interna que entienda los riesgos y las ventajas de estas herramientas, anticipándose a las exigencias de los reguladores y manteniendo la confianza de los clientes y del mercado.