Autobuses la Guipuzcoana ha entrado este año en el selecto club de empresas centenarias en plena actividad, con una flota de 37 autocares y un plantilla que supera las 70 personas, además de una presencia habitual en las carreteras guipuzcoanas. Lejos de mirar atrás, la actual propiedad busca un crecimiento ordenado y una continua preparación ante la irrupción de multinacionales en su mercado.

José Luis Iraeta es su director general y explica el origen de esta empresa centenaria en 1925, cuando se creó Autobuses Vascongados para dar servicio a la línea que une Azkoitia con Donostia. Veinte años después, su abuelo decidió comprarla “a un especulador” después de haber pasado por varias manos, dado que en aquella época estas empresas no eran muy rentables.

Sin embargo, el emprendedor, que con anterioridad había trabajado en un caserío para sustituirlo luego por la profesión de mecánico y comprar después cinco taxis en un momento en el que en Azkoitia tan sólo se veían “tres coches”, puso sus ojos en Autobuses la Guipuzcoana para comprarla en 1945. 

Inicios difíciles

Los inicios, recuerda, no fueron fáciles porque había que hacer frente a los elevados gastos que representaba mantener estos vehículos.Un motor costaba como una casa entera en Donostia porque entonces no había”, evoca Iraeta, quien añade que en aquella época de posguerra la gasolina estaba racionada y no era fácil comprar piezas. “Arriesgó mucho”, admite.

El fuerte impulso situó a la empresa azkoitiarra en el mercado y los posteriores años fueron determinantes, con una modernización de toda la flota para ser competitivos. Eran tiempos duros, pero la clave de que Autobuses la Guipuzcoana los haya superado se encuentra, en opinión de su director general, en “el trabajo y el compromiso de la gente mayor” que, según afirma, trabajó “sin horarios”. 

“Grandes multinacionales nos han tocado la puerta, pero queremos mantener nuestro carácter local”

Contribuyó a ello que las propias cocheras se encontraran en los bajos de la vivienda donde residían, y las oficinas en la casa. “Mis tías cogían el teléfono a las tres de la mañana, todo eso es compromiso”, señala Iraeta. Poco a poco, fueron incorporándose las nuevas generaciones lo que aseguró un relevo generacional clave en empresas familiares. 

En el caso de José Luis Iraeta, la entrada fue “natural”. “Aunque fuera a la escuela, siempre ayudaba en lo que hiciera falta, de cobrador, de conducir el autobús, de lo que fuera”, recuerda. “He limpiado autobuses, he ayudado a hacer cuentas, te vas metiendo y cuando te das cuenta has entrado del todo”, continúa, para añadir que en esta tercera generación están tanto él como otro hermano y una hermana.

Concesión pública

En 2015 llegó un importante hito, la concesión del transporte público de la comarca de Urola Erdia. La marca Autobuses la Guipuzcoana redujo sus dimensiones para adoptar la imagen de Lurraldebus, la compañía pública de transporte interurbano de la Diputación de Gipuzkoa, pero la empresa creció y se modernizó para dar respuesta a las nuevas necesidades. En la actualidad, su cartera de servicios es muy amplia y contempla, entre otros, los discrecionales, los escolares o los universitarios.

José Luis Iraeta a la entrada de su oficina de Autobuses la Guipuzcoana. Arnaitz Rubio

Pero su fuerte está en el transporte público. Autobuses la Guipuzcoana tiene las líneas interurbanas Azkoitia-Donostia, Azkoitia-Tolosa, Azkoitia-Zarautz, Azpeitia-Beizama, Zestoa-Ermua y Zumarraga-Zumaia, además de operar los transportes públicos urbanos de Azkoitia y de Eibar. En conjunto, transportan más de dos millones de personas al año, según calcula José Luis Iraeta.

Con la vista en el futuro, el director general de Autobuses la Guipuzcoana se fija como objetivo “seguir creciendo, pero ordenadamente, no queremos un crecimiento a lo loco”, y hacerlo tanto en el ámbito público como en el privado. Reconoce que en el primero de ellos la competencia es cada vez más dura, presionada por las condiciones que ofrecen “grandes multinacionales que a veces ni vienen de España”.

Preparación continua

Para combatirlas, la firma de Azkoitia recurre a “la preparación” continua con un trato muy cercano. Un ejemplo de ello es el compromiso con la contratación de conductores que hablen euskera. “Para nosotros es muy importante el euskera por la zona en la que atendemos”, donde el idioma vasco es predominante, aunque “nos está costando mucho, es un problema”. En cualquier caso, no tienen dificultades para conseguir conductores profesionales, pese a que deban recurrir a personas no euskaldunes.

“Somos unos artesanos con vocación de servicio que actuamos desde la cercanía”

Otra de las muestras de su compromiso con el territorio es su decisión de no aceptar ofertas de grandes compañías. Iraeta admite que “las multinacionales nos han tocado la puerta, y estamos viendo que otros ya van de la mano de ellas, pero en su momento valoramos que no queríamos y por ahora hemos aguantado”.

Arraigo

Explica que “queremos poder convivir en el espacio en el que estamos” y conservar una cercanía que se observa cuando caminan por el municipio y hay personas que se les acercan para preguntarles por el horario de alguna de sus líneas o les llaman por teléfono para interesarse por algún objeto que han extraviado en sus autobuses.

“Tenemos que vivir en sociedad y nosotros somos de aquí, por lo que queremos que todo sea sostenible, no sólo desde el punto de vista económico, sino también desde el medio ambiente”, afirma José Luis Iraeta, quien define a la plantilla de Autobuses la Guipuzcoana como “unos artesanos ante grandes compañías multinacionales, con un saber hacer desde la cercanía