Los fabricantes vascos de componentes de automoción cerraron el año pasado con unas ventas récord de 25.023 millones de euros en 2023, un 11,5% más que en el ejercicio anterior. Por su parte, la patronal de los concesionarios, Faconauto, informó hace unos días de que el sector generó un total de 6.892 empleos en Euskadi el año pasado.

Los datos de estas dos columnas del negocio de la automoción son muy positivos. Sin embargo, la incertidumbre marca el paso del sector, que tiene un ojo puesto en la regulación, que evoluciona por un escenario lleno de curvas en el que hay muchas dudas en relación a los límites de las motorizaciones tradicionales.

Faconauto celebró hace unas semanas su congreso anual y sus máximos responsables abogaron por la puesta en marcha de “medidas urgentes, de calado, y centradas en el interés de los clientes para que la expansión del vehículo eléctrico” en el Estado “ salga del estancamiento que sufre en la actualidad”.

La presidenta de la patronal de concesionarios, Marta Blázquez, advirtió en esa cita de la “deriva” que sufre la implantación del vehículo electrificado en España, cuya cuota de penetración se estancará de nuevo este año en el 12%, muy alejada de la media europea del 22%, “que es lo mínimo a lo que deberíamos aspirar para tener un mercado saneado y transitar, de verdad, por la senda de la electrificación, de la descarbonización y de la renovación de nuestro parque automovilístico, que supera los 14 años de media”, apuntó.

Por su parte, Inés Anitua, la directora general del Cluster vasco de Automoción, Acicae, estima que el sector una “época de inestabilidad” como “quizá nunca se ha vivido antes” y se encuentra “en una situación de cambio provocada por la suma de factores como la situación geoestratégico, la inflación, la transición energética hacia la electrificación del vehículo o las dudas del consumidor final, por poner algunos ejemplos”. De este modo, Anitua da por hecho que las ventas crecerán este año a menor ritmo.